Doble identidad: Jaque al MI5 (2015)

“Doble Identidad: Jaque al MI5” es, en esencia, un thriller de espías de ritmo implacable que, a pesar de no reinventar la rueda, ofrece una experiencia cinematográfica satisfactoria y estimulante. La película, dirigida por Tomkinson, logra mantener un equilibrio delicado entre tensión y suspense, y aunque carece de la audacia de ciertas propuestas del género, se beneficia de una ejecución competente y de la química entre sus protagonistas.

La trama, si bien sencilla, se construye sobre una base de paranoia y desconfianza muy efectiva. El agente anterior del MI5, interpretado con una dignidad contenida y una mirada que guarda innumerables secretos, es un personaje con un pasado turbulento que se ve obligado a confrontar sus demonios cuando la investigación de una desaparición se convierte en un cóctel explosivo de intrigas internacionales. Harington, conocido por su capacidad para transmitir matices y complejidad, ofrece una actuación sólida, que va más allá de la mera ejecución de un rol. Sus gestos, su lenguaje corporal y su mirada revelan un hombre atormentado, luchando por mantener su humanidad en un mundo de mentiras y traiciones. La presencia de Ben Whishaw como su contraparte, un sociópata con una lógica retorcida, añade una capa extra de tensión y un contraste fascinante. La relación entre ambos, tensa y a la vez casi existencial, es uno de los puntos fuertes del filme.

La dirección de Tomkinson, si bien no ostenta un estilo particularmente llamativo, es funcional y precisa. La película se mueve con fluidez entre escenarios, desde la burocracia del MI5 hasta las calles empedradas de Londres, creando un ambiente opresivo y realista. El uso de la música y la banda sonora contribuyen a intensificar la atmósfera de suspense, anticipando cada giro de guion. Sin embargo, el guion, escrito por Davies y Clark, recurre a algunos clichés del género y a momentos de exceso explicativo que ralentizan el ritmo. En ocasiones, el desarrollo de la trama se siente un poco forzado, dependiendo demasiado de giros inesperados que, si bien son efectivos, a veces parecen diseñados para sorprender más que para avanzar de manera orgánica la historia. Se nota, quizás, un deseo de mantener al espectador en vilo, a costa de una mayor profundidad en algunos diálogos y motivaciones de los personajes.

A pesar de estas pequeñas fallas, “Doble Identidad: Jaque al MI5” es una película recomendable para los aficionados al thriller de espías. Ofrece un entretenimiento sólido, con un ritmo ágil y unas buenas actuaciones. La película explora temas de identidad, memoria y las consecuencias de las decisiones pasadas, aunque no lo haga de la manera más profunda o innovadora. Es, en definitiva, una película que sabe lo que hace y lo hace bien, sin buscar la originalidad a toda costa. Su valor reside en la capacidad de sumergir al espectador en un mundo de intriga y secretos, donde la línea entre el bien y el mal se difumina constantemente.

Nota: 7/10