Dogma (1999)

‘Dogma’ es, sin duda, una de esas películas que te incomoda por mucho tiempo después de haberla visto. Kevin Smith, un nombre que siempre ha estado ligado a la comedia irreverente, aquí se atreve con algo mucho más ambicioso, y quizás más problemático. La película, estrenada en 1999, no es una simple parodia religiosa, sino una sátira mordaz y profundamente preocupante sobre la fe, la moral y la interpretación de la ley divina. Smith no busca simplemente ridicularizar la religión, sino explorar la fragilidad de la fe humana y las consecuencias de la hipocresía.

La dirección de Smith, usualmente asociada a una estética DIY y una narrativa centrada en personajes ordinarios, aquí es sorprendentemente sofisticada. Transmite una sensación de desorientación y paranoia que refleja la lucha interna de los personajes y, en cierto modo, la de la audiencia. El uso de la cámara, a menudo fija y observadora, como si fuera un ángel caído, intensifica la atmósfera de intriga y temor. Smith evita los efectos especiales grandilocuentes, prefiriendo un enfoque más psicológico que, de hecho, resulta más impactante. La película no necesita mostrar explosiones o batallas épicas para generar tensión. El verdadero terror reside en la lógica interna de la mitología que se establece y en la amenaza constante que representan los ángeles.

Las actuaciones son, en general, sólidas. Ben Affleck, en el papel de la "ángel caído" John Milton, ofrece una interpretación matizada. No se limita a ser el villano caricaturesco, sino que explora la complejidad de su personaje, mostrando su frustración y su desesperación por recuperar su lugar en el cielo. Bianca Name, como Bethany, aporta una vulnerabilidad y una genuina crisis de fe que la convierten en la brújula moral de la película. La química entre Affleck y Name es fundamental para el desarrollo de la trama, creando un interesante conflicto entre la razón y la creencia.

El guion, sin duda, es el corazón y el alma de ‘Dogma’. Smith construye un sistema de reglas y “leyes divinas” intrincado y, a menudo, absurdo. La película se sumerge en un debate filosófico sobre la interpretación de la escritura, la naturaleza del pecado y la justificación de la acción. El diálogo es agudo, inteligente y a veces hilarante, aunque también puede resultar desconcertante. La película plantea preguntas difíciles y no ofrece respuestas fáciles. La comedia y la sátira se mezclan con momentos de profunda reflexión. La procedencia del guion, con elementos de la Biblia y de otras obras religiosas, es deliberada y, a menudo, desafía la interpretación convencional. No es un guion para todos los públicos, y la densidad conceptual puede frustrar a algunos espectadores.

En definitiva, 'Dogma' es una película provocadora, inteligente y, a veces, agresiva. Es una obra que desafía las convenciones y obliga al espectador a cuestionar sus propias creencias. Si bien su humor puede ser oscuro y su mensaje complejo, su ambición artística y su capacidad para generar debate la convierten en una experiencia cinematográfica memorable.

Nota: 7/10