Dom Hemingway (2013)

“Dom Hemingway” es una película que, a primera vista, se presenta como un thriller neo-noir con un protagonista carismático y un pasado oscuro. Sin embargo, tras verla, se revela un ejercicio de estilismo visual y de construcción de personajes que, aunque no es perfecta, merece una mención por su audacia y la cierta imprevisibilidad que genera. La película, dirigida por Julian Schnabel, no pretende ser una epopeya criminal, sino más bien un estudio de personaje, una exploración de la venganza y la búsqueda de la justicia personal, aunque esta última se presente de una manera terriblemente retorcida.

La dirección de Schnabel es, sin duda, el punto fuerte de la película. Su estilo visual, con planos largos y movimientos de cámara deliberados, crea una atmósfera densa y opresiva que envuelve al espectador en el mundo del crimen londinense de la década de 1990. La fotografía de Thierry Fréget es exquisita, utilizando colores apagados y contrastes sutiles que reflejan el estado anímico de Dom (interpretado con intensidad por Jude Law). Se percibe un gran esfuerzo en recrear la época y el entorno, lo que añade una capa adicional de autenticidad a la historia. Schnabel no rehuye la violencia, pero la presenta de una manera más sugerente que explícita, lo que permite que el horror y la desesperación resalten aún más.

Jude Law ofrece una actuación memorable como Dom Hemingway. El actor logra transmitir la complejidad del personaje, mostrando su vulnerabilidad bajo una máscara de rudeza y su determinación implacable. Law no se limita a interpretar un villano; nos muestra a un hombre que ha sufrido, que ha perdido y que está dispuesto a todo para recuperar lo que considera suyo. El resto del reparto, incluyendo a Guillaume Canet y Olivia Wilde, también realiza un trabajo sólido, aunque sus personajes no suelen tener el mismo impacto que el de Law.

El guion, en cambio, presenta algunas fallas. Si bien la idea central – un hombre que ha pasado años en prisión y busca venganza – es interesante, la ejecución a veces resulta algo torpe y predecible. El ritmo es irregular, con momentos de tensión genuina y otros de excesiva lentitud. Además, el argumento a veces se basa en clichés del género criminal y la motivación de algunos personajes no está del todo clara. A pesar de estos defectos, el guion logra mantener el interés del espectador gracias a la personalidad carismática de Dom y la atmósfera general de la película.

En definitiva, “Dom Hemingway” es una película con virtudes y defectos. No es una obra maestra, pero es una experiencia cinematográfica interesante y, a su manera, inusual. Es una película que obliga a reflexionar sobre la naturaleza de la venganza y las consecuencias de nuestras acciones. Un thriller oscuro, estilizado y con un protagonista fascinante que, sin duda, perdura en la memoria del espectador.

Nota: 6/10