Domingo negro (1977)

“Domingo Negro” es una película que se presenta como una tensa y visceral adaptación de la novela de Thomas Harris, y en gran medida, cumple con esa promesa. La dirección de Christopher Gattis, un veterano de la industria, logra construir una atmósfera opresiva y claustrofóbica que te atrapa desde el primer momento. El uso de la luz y la sombra, la fotografía oscura y los planos cerrados acentúan la sensación de incomodidad, la paranoia y el peligro inminente. No es una película que se vea con facilidad; exige atención y una cierta predisposición a la complejidad de sus personajes.

La película se centra en la confrontación entre dos figuras muy diferentes: Lander, el protagonista, un hombre marcado por los horrores de Vietnam y su posterior desintegración en un radical extremista, y Kabakov, un oficial israelí de intenciones justas pero con una brutalidad inherente a su misión. El actor Ben Kingsley ofrece una interpretación magistral como Kabakov, mostrando la carga emocional y el conflicto interno que le atormentan. Su personaje no es un villano caricaturesco, sino un hombre que se ve obligado a tomar decisiones difíciles y que, a pesar de sus motivaciones, no es inmune a la violencia. También destaca la presencia de Mark Strong como Lander, que le da una profundidad perturbadora a un personaje que oscila entre la locura y el fanatismo. Su interpretación es inquietante y convincente, y explora las consecuencias psicológicas del trauma de una manera honesta y desgarradora.

El guion, adaptado a partir de la novela, se beneficia de la fidelidad a la trama original, aunque algunas partes pueden resultar algo lentas, especialmente en la primera hora. Se toma un tiempo considerable para desarrollar a los personajes y establecer el ambiente, lo que puede resultar frustrante para algunos espectadores. Sin embargo, este ritmo pausado permite una mayor inmersión en la historia y la comprensión de las motivaciones de cada personaje. La película explora temas como el trauma de guerra, el extremismo religioso, la discriminación y la dificultad de la comunicación entre culturas, ofreciendo una reflexión sobre las consecuencias de la intolerancia y la complejidad de los conflictos internacionales. La tensión dramática se mantiene constante, alimentada por el pulso entre las diferentes fuerzas en juego. La conexión entre la amenaza inminente y la vulnerabilidad de la ciudad de Miami crea un impacto visceral.

A pesar de sus puntos fuertes, “Domingo Negro” no es una película perfecta. El desarrollo del personaje de la mujer palestina, crucial para la trama, se siente algo superficial en comparación con los protagonistas principales. También, en algunos momentos, el guion se adentra en detalles innecesarios que alejan la atención del espectador. No obstante, la película logra mantener el interés gracias a su atmósfera tensa, las sólidas actuaciones y la exploración de temas relevantes. Se trata de un thriller psicológico que, aunque puede resultar lento para algunos, ofrece una experiencia cinematográfica potente y reflexiva.

Nota: 7/10