¿Dónde está Kyra? (2018)

“¿Dónde está Kyra?” (Where Is Kyra?), la película de Alexander Payne, no es precisamente un thriller de suspense en el sentido tradicional del término. Más bien, se presenta como una meditación melancólica sobre la desesperación, la soledad y la fragilidad de la psique humana, envuelta en una ambientación claustrofóbica y una atmósfera de inquietud latente. La película, con Michelle Pfeiffer en el papel principal, no ofrece grandes explosiones o giros argumentales espectaculares; su fuerza reside en la construcción gradual de la tensión y en la sutil pero impactante exploración del personaje de Kyra.

Michelle Pfeiffer, como siempre, ofrece una actuación magistral, sin trucos baratos ni exhibiciones de virtuosismo. Su interpretación es un ejercicio de contención, transmitiendo con precisión el desespero silencioso y la creciente paranoia de Kyra. La mirada, el gesto, la modulación de voz: cada detalle contribuye a la sensación de que estamos observando a una mujer al borde de la locura. Pfeiffer no recita, sino que *es* Kyra, y esa es la clave de su éxito. Sin embargo, la película se beneficia enormemente de la dirección de Payne, que mantiene un ritmo pausado y deliberado, permitiendo que la angustia de la protagonista se filtre lentamente en el espectador. La fotografía, en tonos grises y apagados, refuerza esa sensación de desolación y aislamiento, y contribuye a crear una atmósfera opresiva que nos envuelve.

El guion, escrito por Payne y Lance Gentile, se distingue por su prosa poética y su atención al detalle. Se evita la exposición excesiva, y la narrativa se desarrolla a través de pequeños fragmentos de diálogo, flashbacks y observaciones fragmentadas. Esto, aunque a veces pueda resultar lento, permite al espectador construir su propia interpretación de los eventos y de la mente de Kyra. La película explora temas complejos como la memoria, la identidad y la búsqueda de sentido en un mundo aparentemente caótico. El guion logra, con sutileza, sugerir la influencia del pasado en el presente, y cómo los traumas no resueltos pueden manifestarse de maneras inesperadas.

No obstante, la película no está exenta de debilidades. Algunos pueden encontrar el ritmo excesivamente lento, y el final, aunque contemplativo, podría resultar ambiguo y frustrante para aquellos que buscan una resolución clara. La trama, en su esencia, es bastante sencilla, y depende en gran medida de la capacidad de la película para generar tensión y atmósfera. A pesar de esto, la belleza de la puesta en escena, la fuerza del elenco y la profundidad emocional de la historia compensan con creces las posibles deficiencias narrativas. “¿Dónde está Kyra?” es una película que permanece en la mente mucho después de que terminan los créditos, invitando a la reflexión sobre la naturaleza humana y la importancia de conectar con los demás.

Nota: 7/10