Donkey Xote (2007)

“Donkey Xote” es una experiencia cinematográfica única, una fábula con un corazón tan grande que se expande hasta llenar la pantalla. Guillermo del Toro, a pesar de la sorpresa de muchos al alejarse del terror, despliega aquí una narrativa tan conmovedora como ingeniosa, usando la figura del burro Rucio como hilo conductor para reinterpretar la leyenda de Don Quijote de la Mancha. El resultado es una película que desafía las expectativas, tanto del público como del propio director, y se erige como una de las sorpresas más gratificantes del año.

La dirección de Del Toro es, como siempre, impecable. Domina la estética visual, tejiendo un mundo de colores vibrantes, personajes grotescos y escenarios detallados con una precisión asombrosa. El uso del color es particularmente brillante, creando contrastes impactantes que resaltan las emociones y la historia. La película no rehúye de la oscuridad, pero la oscuridad se utiliza con un propósito, subrayando la condición de Rucio, un animal que, como el propio Don Quijote, se siente marginado y busca un significado en su existencia. La película no busca replicar la estética del mundo de Cervantes, sino ofrecer una nueva perspectiva desde la experiencia animal, un punto de vista que revela una comprensión más profunda y humana de la leyenda.

El núcleo de la película reside en las actuaciones. Eugenio Derbez, como Rucio, es absolutamente brillante. No se trata simplemente de una interpretación caricaturesca de un burro parlante; Derbez logra transmitir una vulnerabilidad, una inteligencia y una determinación sorprendentes. Su Rucio es un animal inteligente y observador, con un sentido del humor agudo y un profundo deseo de comprender el mundo que lo rodea. Las actuaciones secundarias, especialmente las de Michel Rascó y Diego Luna, son igualmente sólidas, aportando profundidad y autenticidad a los personajes que complementan la historia. La química entre el elenco es palpable, realzando el dinamismo de la narrativa.

El guion, escrito por del Toro y Kristen Anderson-Lopez, merece un elogio especial. La historia no se limita a la simple transmisión de la leyenda de Don Quijote. En cambio, se adentra en la búsqueda de significado, la amistad, la identidad y la aceptación. La película, a través de la voz de Rucio, cuestiona la percepción de la locura, explorando la idea de que la verdadera locura reside en la incapacidad de imaginar un mundo diferente. La trama es inteligente, con giros inesperados y momentos de gran humor y emoción. La película logra un equilibrio magistral entre la fantasía y la reflexión, invitando al espectador a cuestionar sus propias creencias y prejuicios.

“Donkey Xote” es, en definitiva, una película que trasciende el género de animación y se erige como un comentario social y filosófico sobre la condición humana. Es una fábula conmovedora, visualmente deslumbrante y con una profundidad inesperada. Una joya cinematográfica que seguramente perdurará en la memoria del público.

Nota: 8.5/10