Donnie Darko. La secuela (2009)

“Donnie Darko. La Secuela” se presenta como una aniquilación deliberada de todo lo que hizo grande a la original. Richard Kelly, el visionario director de 2001, no solo regresa, sino que se entrega a una extensión sombría y, para muchos, frustrante de la historia que consagró a su hermano Donnie. La película se centra en Samantha Darko, la hermana de Donnie, quien, en su búsqueda de éxito en Hollywood, se ve envuelta en una serie de eventos inexplicables y apocalípticos después de un encuentro fortuito con un meteorito en Utah. La intención inicial es interesante, explorar el legado de Donnie a través de su hermana y expandir su universo de ideas, pero la ejecución resulta ambigua y, en última instancia, decepcionante.

La dirección de Kelly se mantiene fiel a su estilo característico: una atmósfera onírica, un uso intenso de la luz y la sombra, y una banda sonora que acentúa la sensación de inquietud. Sin embargo, la película parece carecer de la intensidad narrativa y la tensión palpable que definieron la original. Kelly se toma su tiempo, excesivo a veces, para construir la historia, dando protagonismo a un ritmo lento que puede resultar tedioso. Las imágenes son visualmente atractivas, y la banda sonora de Steve Kroll sigue siendo inquietante, pero la película carece de la urgencia y el suspense que la hacían tan memorable. Se siente como si la película, en lugar de seguir una trama, estuviera intentando reflejar un estado de ánimo, lo cual, si bien es un intento válido, no se traduce en una experiencia cinematográfica satisfactoria.

Las actuaciones son discretas, con Jenna Malone como Samantha transmitiendo la vulnerabilidad y el miedo de su personaje. No obstante, la película le da demasiado poco material para desplegar su talento. El resto del reparto, compuesto por jóvenes desconocidos, cumple su función, pero no dejan una impresión duradera. La conexión emocional entre Samantha y la audiencia es mínima, debido en parte a la falta de desarrollo de la personalidad de la protagonista y la lentitud del ritmo.

El guion es, sin duda, el mayor problema de la película. Las ideas que explora –la responsabilidad, el destino, la inevitabilidad del apocalipsis– son complejas y filosóficas, pero se presentan de una manera confusa y a menudo contradictoria. La película se adentra en una maraña de sueños, premoniciones y simbolismos, pero sin ofrecer respuestas claras o una conclusión satisfactoria. El intento de extender el universo de "Donnie Darko" se siente más como una colisión de ideas desordenadas que como una narrativa cohesiva. La película se alimenta de la nostalgia de la original, pero a menudo se apoya en la confusión para justificar su falta de originalidad. Es una extensión innecesaria que, en lugar de honrar a la original, la diluye y la resta valor.

Nota: 5/10