Doraemon y el nacimiento de Japón (1989)
(JA) · Animación, Aventura, Familia, Fantasía, Ciencia ficción · 1h 40m

Dónde ver Doraemon y el nacimiento de Japón
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Sinopsis
Nobita decide fugarse de casa, nada nuevo, pero en esta ocasión no es el único, también todos sus amigos tienen problemas (incluso Shizuka) y deciden unirse a él, claro que el problema de la vivienda les afecta bastante, así que todos juntos deciden irse a la época prehistórica para solucionarlo, antes de que existiera el ser humano, pero claro, fallan los cálculos y montando en una máquina para viajar en el tiempo aparecen en el Japón de hace 70 mil años. Allí encuentran a un muchacho llamado Kukuru, que viene de la tribu Hikari (la luz) en el continente chino. Esta tribu ha sido atacada por el Rey de Espíritus, el Zombi de Giga, y la violenta tribu Kurayami (la oscuridad). Nobita y sus amigos tratarán de salvar a la tribu de Kukuru.
Ficha de la película
Reparto principal de Doraemon y el nacimiento de Japón
Actores y actrices destacados que dan vida a la historia en Doraemon y el nacimiento de Japón.
Críticas de la película
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“Doraemon y el nacimiento de Japón” no es, precisamente, un hito en la animación japonesa, ni siquiera en el universo de Doraemon. Pero, en lugar de descartarla como una anomalía, es importante analizarla en el contexto de su propia peculiaridad. La película, dirigida por Yasuhiro Tōgata, se atreve con una premisa audaz: llevar a los personajes más entrañables del manga a un Japón prehistórico, un escenario que, para muchos, parece desprovisto de la lógica inherente a las aventuras de Doraemon. Y, en efecto, la película se siente a menudo como una serie de situaciones cómicas desvinculadas, carentes de una verdadera coherencia narrativa.
La dirección, aunque funcional, no aporta demasiado al espectáculo visual. La animación, en su mayoría, es sólida pero sin un estilo distintivo. Se recurre a un dibujo característico de Doraemon, pero la recreación del Japón prehistórico carece de detalle y atmósfera. Se intenta evocar un mundo salvaje y peligroso, pero el resultado es, en general, plano y poco convincente. Lo que sí se puede apreciar es la fidelidad a los diseños originales de los personajes, lo cual resulta crucial para mantener el atractivo para los fans más acérrimos.
Las actuaciones, en líneas generales, cumplen su función. El reparto de voz japonés original es competente y mantiene la esencia de los personajes, aunque algunas de las réplicas resultan un tanto forzadas. Sin embargo, el guion, sin duda, es el punto más débil de la película. La trama, inicialmente prometedora con la amenaza del Rey de Espíritus y la tribu Kurayami, se diluye en un torbellino de situaciones cómicas aisladas, muchas de ellas basadas en el uso indiscriminado de los gadgets de Doraemon. La resolución del conflicto principal es abrupta y poco satisfactoria, como si los guionistas hubieran perdido el hilo a mitad de la película.
Uno de los aspectos más interesantes, quizás, es la inclusión del personaje de Kukuru, un joven de la tribu Hikari. La representación de esta tribu indígena aporta una perspectiva cultural interesante, aunque su papel dentro de la trama es limitado. La película, al aventurarse en este territorio, tiene la oportunidad de reflexionar sobre la historia y la identidad japonesa, pero no se adentra en ello de manera significativa. La referencia al “nacimiento de Japón” es más una declaración de intenciones metafórica que una exploración profunda de la génesis del país. Se siente una apuesta por la experimentación, pero una que, en el fondo, no logra consolidarse en una experiencia cinematográfica realmente memorable.
Nota: 5/10