Doraemon y el reino perruno (2014)

“Doraemon y el reino perruno” no es precisamente una reinvención del género, pero sí un esfuerzo por traer al arcaico “Nobita’s Great Demon” a una nueva generación de espectadores. La película, una secuela directa de una cinta que no gozó de un gran éxito en su momento, se centra en la inesperada misión de Doraemon, Nobita, Shizuka y Gian de rescatar a un príncipe canino llamado Biscoitito de su reino perdido, que ahora se encuentra atrapado en una región salvaje y desconocida. La premisa, a priori, suena a aventura infantil, pero la película logra, con una dirección cuidadosa y algunos momentos genuinamente divertidos, ofrecer una experiencia que va más allá de lo esperado.

La dirección de Kazuhiro Furuhata se distingue por su dinamismo y por un uso del color y la imagen que busca captar la atención del espectador, especialmente de los niños más pequeños. Las secuencias de acción, aunque sencillas, están bien coreografiadas y visualmente atractivas. Hay un uso inteligente de los efectos especiales, no para ostentar tecnología, sino para enfatizar las dimensiones de la aventura y el tamaño de los paisajes. Sin embargo, la dirección, a veces, se apoya demasiado en el ritmo frenético, omitiendo momentos de contemplación que podrían haber enriquecido la narrativa y permitido que los personajes desarrollaran una mayor profundidad. El desarrollo de la atmósfera en general es prometedor, creando una sensación de misterio y peligro en el territorio inexplorado.

Las actuaciones son modestas pero cumplen su cometido. Takeshi Nagasaki como Doraemon aporta su habitual mezcla de torpeza y sabiduría. Aunque el personaje no es necesariamente el más expresivo, su presencia es constante y su dedicación a sus amigos se siente genuina. Nobuhiro Ota como Nobita, como siempre, es el protagonista más vulnerable, aunque su transformación a lo largo de la historia le permite demostrar un coraje que no siempre se le había atribuido. Shizuka y Gian, interpretados por Yumi Kawamura y Hiroki Ueda, son los encargados de añadir un toque de ternura al equipo, y su dinámica de amistad es un elemento central de la película. La voz de Biscoitito, interpretada por un actor desconocido, le aporta un aire de nobleza y vulnerabilidad al personaje.

El guion, sin embargo, es donde la película alcanza su mayor debilidad. Si bien la trama principal es sencilla y efectiva, las subtramas y los diálogos a menudo se sienten forzados. Se intenta justificar el viaje de los protagonistas, pero la explicación del reino perruno y su situación son un tanto artificiosas. Además, algunas de las situaciones cómicas se sienten repetitivas y carentes de ingenio. La película parece querer apelar al público infantil a través de la comedia slapstick, pero a menudo pierde la oportunidad de ofrecer momentos realmente memorables. El ritmo es irregular, con momentos de acción emocionantes interrumpidos por escenas de diálogo que no aportan mucho al desarrollo de la historia. Se podría haber jugado más con el humor y las situaciones, introduciendo elementos más inesperados o complejos.

En definitiva, "Doraemon y el reino perruno" es una película animada decente para los más pequeños, con una animación de alta calidad y una banda sonora agradable. No es una obra maestra del género, pero cumple su función de ofrecer una aventura divertida y entretenida para toda la familia. La película logra captar la atención del público infantil y les ofrece una experiencia visualmente atractiva, aunque a veces le falten la profundidad y el ingenio necesarios para dejar una impresión duradera.

Nota: 6/10