“Dos” es una propuesta cinematográfica intrigante, aunque no del todo lograda. La premisa, la aparente unión física forzada entre dos desconocidos en un espacio inusual, es un punto de partida que promete una exploración de la intimidad, la desconfianza y la fragilidad de la identidad. Sin embargo, el resultado final se queda en un territorio a medio camino entre el thriller psicológico y una comedia de errores que, aunque con momentos genuinos de tensión y humor, termina perdiendo fuerza al no profundizar lo suficiente en el misterio que plantea.
La dirección de Daniel Alterman es precisa y se centra en la incomodidad palpable entre los protagonistas. La ambientación, una habitación de hotel ligeramente lúgubre y con una iluminación que contribuye a la sensación de irrealidad, es efectiva. Alterna planos cerrados que intensifican el contacto físico con imágenes más amplias que revelan la magnitud de su situación, generando un dinámico juego visual que explora la vulnerabilidad. La película sabe crear momentos de genuina tensión, especialmente en las primeras etapas, cuando la aprensión de los personajes por su situación es total. Sin embargo, la velocidad con la que se abordan ciertos elementos narrativos hace que la inversión emocional se sienta, en ocasiones, superficial.
Las actuaciones de Andrés Paredes y Paula Gaitán son, en general, sólidas. Paredes, como David, transmite con convicción la frustración y la creciente desconfianza ante la situación. Su interpretación, a veces más seria que la necesaria, contribuye a la atmósfera de incertidumbre. Gaitán, por su parte, logra dar vida a Sara con una mezcla de cautela y humor, mostrando una evolución sutil pero perceptible en su personaje. La química entre ambos actores es, sin duda, uno de los puntos fuertes de la película, y su capacidad para generar momentos cómicos, aunque a veces forzados, es notable. La tensión sexual, aunque presente, se maneja con un toque de sutileza que evita caer en lo explícito, lo cual resulta positivo.
El guion, aunque posee un potencial interesante, se siente algo apresurado y a veces contradictorio. La necesidad de compartir secretos íntimos para desvelar el misterio se introduce de forma repentina y, en ocasiones, resulta un tanto artificial. El desarrollo de la trama, que promete una investigación compleja, se simplifica demasiado al final, ofreciendo una resolución que, si bien es satisfactoria, no es particularmente sorprendente. La película podría haber beneficiado de una mayor exploración de los motivos detrás de su situación y de los secretos que cada uno esconde, profundizando en la psicología de los personajes y agregando capas de significado a la historia. La idea de la doble personalidad o un experimento psicológico no se explora de manera completa, restando peso a la narrativa.
A pesar de sus fallos, “Dos” ofrece un entretenimiento visualmente atractivo y con actuaciones convincentes. Es una película que, si bien no alcanza la excelencia, logra generar cierta inquietud y reflexionar sobre la naturaleza de la confianza, la intimidad y la identidad. Una experiencia cinematográfica ligera pero memorable.
Nota: 6/10