Dos colgados en Chicago: Los visitantes cruzan el charco (2001)

“Dos colgados en Chicago: Los visitantes cruzan el charco” es, en su esencia, una comedia de ciencia ficción con un núcleo de crítica social bastante presente, aunque al final, el resultado se siente un tanto desequilibrado. La premisa, la de un noble medieval desocupado y su escudero que se ven catapultados a la selva de Chicago en el siglo XXI, es inherentemente graciosa y ofrece un potencial cómico considerable. Sin embargo, el filme, dirigido con una notable y constante falta de ambición, nunca realmente se atreve a explorar ese potencial al máximo.

La dirección de Gary Sanchez, conocido por su estilo visual peculiar y a menudo caótico, se manifiesta aquí en una estética que oscila entre lo kitsch y lo torpemente estilizado. Hay momentos de brillanteza visual, especialmente en las secuencias de llegada a Chicago, con un montaje frenético y una puesta en escena que intenta capturar la vertiginosa novedad de la experiencia para los personajes. No obstante, gran parte del metraje se siente forzado, como si el director estuviera tratando de compensar la falta de sustancia con una exuberancia visual. La banda sonora, aunque a menudo efectiva para crear tensión o humor, también se siente un tanto recargada.

El núcleo de la película reside en las actuaciones de las dos estrellas principales: Ben Stiller y William H. Macy. Ambos, en roles que claramente les sirven para mostrar su rango cómico, logran generar momentos de hilaridad gracias a sus personalidades contrastantes. Stiller, como Thibault, entrega un malhumor constante y una incomprensión palpable del mundo moderno, lo que genera un humor físico y verbal muy efectivo. Macy, por su parte, ofrece un contrapunto con su escudero, un hombre pragmático y con los pies en la tierra, que se encuentra perplejo ante la realidad de Chicago. La química entre los dos actores es fundamental para el éxito de la comedia, y la película se beneficia enormemente de ello.

El guion, sin embargo, es donde la película realmente flaquea. La trama, que promete ser una crítica a la desconexión con el pasado y la superficialidad del presente, se diluye en una sucesión de situaciones absurdas y diálogos poco inspirados. Se vislumbra la intención de satirizar la cultura americana y la vida moderna, pero el mensaje se pierde en un torbellino de clichés y bromas fáciles. Los personajes secundarios, en su mayoría, son unidimensionales y sus motivaciones poco convincentes. El ritmo, errático y con cambios bruscos, no favorece el desarrollo de la historia ni la conexión emocional con los personajes. A pesar de las buenas intenciones, el guion no logra transmitir un mensaje profundo o memorable.

Aun así, “Dos colgados en Chicago” tiene algunos momentos genuinamente divertidos y ofrece un entretenimiento superficial, ideal para una noche de cine sin pretensiones. Pero, en definitiva, la película se queda corta en su ambición y en su capacidad de ofrecer algo más que una comedia temporalmente graciosa.

Nota: 6/10