Dos colgaos muy fumaos (2004)

“Dos colgaos muy fumaos” (Smoke Screen) es una película sorprendentemente particular que emerge de la rutina con un vigor inesperado. Dirigida por Stephen Herek, conocida por su inclinación por el humor negro y las situaciones incómodas, la película abraza un guion absurdo y decididamente poco convencional, que se sirve de la simple –y casi ridícula– obsesión de sus protagonistas por las hamburguesas de White Castle como catalizador para una aventura que rápidamente se desvía del control. La premisa, a primera vista, parece sacada de una broma, pero Herek la transforma en algo que resulta cautivador, si no es por la particularidad del tono y la entrega de sus actores.

La película nos presenta a Ben (Lee Jong-suk), un trabajador de oficina coreano-estadounidense, y Kai (Devrim Guger), su amigo indio-estadounidense, un fumador empedernido que se ve envuelto en una búsqueda frenética por satisfacer su insaciable apetito por las famosas hamburguesas White Castle. Esta obsesión les lleva a una serie de encuentros incómodos, situaciones peligrosas y, eventualmente, una serie de desventuras que desafían la lógica y, a menudo, la moralidad. Lo que distingue a la película es su falta de miedo a la vergonzosa y, en algunos momentos, a lo grotesco. Aquí no hay héroes ideales; Ben y Kai son individuos con sus defectos y sus motivaciones, y la película se deleita en explorar su vulnerabilidad y sus decisiones cuestionables.

Las actuaciones son, sin duda, el pilar principal de la película. Lee Jong-suk ofrece una interpretación sólida como Ben, transmitiendo una mezcla de frustración, desesperación y, a veces, un toque de inocencia. Sin embargo, es Devrim Guger quien realmente destaca. Su Kai es una explosión de energía descontrolada, un personaje que se mueve con una torpeza y una intensidad que son innegablemente entretenidas. La química entre los dos actores es palpable, y su interacción, a menudo llena de humo y gritos, es el corazón de la película. La dirección de Herek sabe aprovechar al máximo el talento de Guger, permitiéndole explorar la complejidad del personaje, incluyendo sus adicciones y sus miedos.

Aunque el guion es la base de la película, la puesta en escena no está exenta de problemas. Hay momentos en los que el humor se siente forzado o la trama se vuelve excesivamente elaborada. La ambientación, aunque intenta generar una atmósfera particular, a veces se siente desprovista de originalidad, recurriendo a clichés del género de thriller de acción. No obstante, la película logra compensar estas deficiencias con su ritmo frenético, sus secuencias de acción sorprendentemente violentas y su humor negro irreverente. La banda sonora, también, juega un papel importante en el ambiente general de la película, contribuyendo a la sensación de caos y descontrol.

En definitiva, “Dos colgaos muy fumaos” es una película que no pretende complacer a nadie. Es una experiencia cinematográfica que obliga al espectador a participar activamente, a abrazar su extrañeza y a aceptar que, a veces, la comedia más divertida se encuentra en los lugares más inesperados. Es una película peculiar, un caos organizado, una reflexión (quizás accidental) sobre la búsqueda de la felicidad y la importancia de la amistad.

Nota: 7/10