Dos duros sobre ruedas (1991)

“Dos duros sobre ruedas” (Easy Rider, 1969) no es simplemente una película, es un hito. Visto a través del prisma de 2024, la cinta de Dennis Hopper y Peter Fonda se revela no solo como un clásico del cine americano, sino como una suerte de manifiesto generacional que todavía resuena con fuerza. Más allá de la aparente simplicidad de su premisa - dos moteros en busca de libertad en un país en plena transformación – la película construye un retrato crudo y visceral de la desilusión y la alienación que sentía una generación marcada por la Guerra de Vietnam y la promesa incumplida del sueño americano.

La dirección de Hopper es magistral en su manejo de la cámara. Observamos constantemente al grupo a través de las lentes de Billy (Peter Fonda), lo que crea una sensación de inmersión total y refuerza la sensación de vulnerabilidad y pérdida de control. Hopper, que también actúa como uno de los personajes secundarios, no se limita a mostrar la carretera; la utiliza como símbolo, como una vía de escape, pero también como un espejo que refleja la desorientación de sus protagonistas. La fotografía de Robert Surtees, en cambio, es deslumbrante. Captura la inmensidad del paisaje americano, la belleza salvaje de la carretera y la luz cálida del sol, todo ello contrastando con la oscuridad y la desesperación que acechan en el interior de los personajes.

Las actuaciones son, sencillamente, excepcionales. Peter Fonda y Jack Nicholson, en su breve pero icónico papel de George Hanson, encarnan la rebeldía juvenil y la búsqueda de la autenticidad con una naturalidad y una intensidad que superan cualquier pretensión. Nicholson, especialmente, aporta una fuerza inquietante a su personaje, un individuo problemático y problemático, que se enfrenta a su propio fracaso y a la hipocresía de la sociedad. La química entre los tres actores es palpable, creando un ambiente de camaradería, tensión y, a veces, de conflicto interno.

Sin embargo, el guion, aunque efectivo en su retrato de la época, es también lo que más podría beneficiarse de una revisión moderna. La trama, impulsada por el robo al banco y la posesión de drogas, podría parecer hoy en día algo arcaica, un cliché. No obstante, la verdadera fuerza de la película reside en sus temas subyacentes: la libertad, la identidad, la búsqueda de significado, el rechazo a la autoridad y la desilusión con la sociedad estadounidense. Estos temas, aunque complejos y resonantes, se presentan con una honestidad brutal que traspasa las barreras del tiempo. La película no ofrece soluciones fáciles ni respuestas predefinidas; simplemente plantea preguntas que siguen siendo relevantes hoy en día.

“Dos duros sobre ruedas” no es una película para todos los gustos, pero para aquellos que buscan una experiencia cinematográfica que vaya más allá del entretenimiento superficial, es una joya invaluable. Es una película que invita a la reflexión, a la introspección y a la contemplación sobre el verdadero significado de la libertad.

Nota: 8.5/10