Dos sabuesos despistados (1987)

“Dos Sabuesos Despistados” es una comedia de acción con un peculiar sabor a cine de pulp, un guiño nostálgico a las películas de detectives de los años 60 y 70 con un toque moderno que, en última instancia, funciona sorprendentemente bien. La película, dirigida con un dinamismo sorprendente por Mark Williams, no se toma demasiado en serio, y ese es precisamente su punto fuerte. La premisa, que involucra una serie de robos extravagantes y la presencia constante de tarjetas de visita con la palabra "pagano", es lo suficientemente absurda como para generar interés, pero Williams logra evitar caer en la ridiculez, equilibrando la locura con momentos de acción y humor inteligente.

La pareja protagonista, interpretada magistralmente por Ray Liotta y Samuel L. Jackson, es el corazón de la película. Liotta, conocido por su habilidad para interpretar personajes de aspecto duro y moralmente ambiguo, ofrece una interpretación cautivadora de Friday, un policía desaliñado y con un pasado turbio que lucha por mantener el equilibrio en su vida personal y profesional. Jackson, por su parte, aporta una energía innegable a Streebek, un compañero excéntrico y un poco torpe que complementa perfectamente el carácter de Friday. La química entre ambos actores es el verdadero motor de la comedia, y sus constantes interacciones y bromas generan momentos genuinamente divertidos. No se trata de una química "romántica", sino de la de dos compañeros de trabajo forzados a colaborar y aprender a valorar la compañía del otro.

El guion, aunque a veces se adentra en territorios un tanto predecibles, destaca por su ingenio y su capacidad para construir situaciones cómicas a partir de la combinación de lo absurdo y lo cotidiano. La trama se desarrolla a un ritmo constante, manteniendo al espectador enganchado y dispuesto a descubrir el motivo detrás de los robos. Es importante señalar que el guion, escrito por David Walliams (también responsable de la serie “Peep Show”), no se preocupa por ofrecer respuestas profundas o por explorar temas complejos. Se centra en la diversión pura y dura, ofreciendo una experiencia cinematográfica ligera y desenfadada.

Visualmente, la película es un festín para los ojos, especialmente en las secuencias de acción. La dirección artística se encarga de que cada robo, cada intento de fuga, sea visualmente impactante, utilizando efectos especiales sutiles pero efectivos que realzan la sensación de caos y peligro. La banda sonora, compuesta por Marius Deak, se integra a la perfección con la acción y el humor de la película, contribuyendo a crear una atmósfera única y memorable. La película, sin embargo, podría haber sido más audaz en su presentación visual, arriesgándose a un estilo más visualmente impactante, aunque en general, el resultado es satisfactorio.

En definitiva, “Dos Sabuesos Despistados” es una comedia de acción que, a pesar de sus limitaciones, consigue ofrecer una experiencia entretenida y memorable. Es una película para quienes disfrutan de los detectives absurdos, de las situaciones cómicas y de las persecuciones trepidantes. No es una obra maestra del cine, pero es un entretenimiento sólido y divertido que sabe cómo sacar el mejor partido a su premisa original y a la química entre sus dos protagonistas.

Nota: 7/10