“Dos tontos todavía más tontos” no es una revolución cinematográfica, ni siquiera una incursión particularmente arriesgada en el territorio de la comedia. Sin embargo, se trata de una película que, a pesar de sus evidentes limitaciones, logra mantenerte entretenido gracias a la química innegable entre Will Ferrell y Zach Galifianakis. La película, escrita por Phil Waldron y dirigido por David Gelb, regresa a la fórmula que hizo famoso al dúo cómico que conformaba a Harry (Ferrell) y Lloyd (Galifianakis) en “Borat”. Y, por cierto, la nostalgia juega un papel importante aquí, pero no está exenta de ser un tanto repetitiva.
La premisa, aunque sencilla, tiene cierto potencial cómico. Harry, un hombre obsesionado con su reputación de tonto, se dedica a vivir en un autobús de carretera mientras su hija, Sarah, se está muriendo. Su plan desesperado para conseguir un trasplante de riñón la lleva a un viaje vertiginoso lleno de situaciones absurdas y encuentros inesperados. La dirección de David Gelb es competente, logrando mantener el ritmo de la comedia sin caer en excesos visuales. Sin embargo, la película se limita a presentar las ocurrencias de Harry y Lloyd, con una escasa atención a la construcción de personajes más allá de sus estereotipos. La hija de Harry, Sarah, es presentada como un mero instrumento para el viaje de su padre, y su personaje, interpretado con dignidad por Lauren Graham, recibe poco desarrollo.
El corazón de la película reside, sin duda, en la interacción entre Will Ferrell y Zach Galifianakis. Ferrell, como siempre, se entrega a la locura con una intensidad contagiosa, ofreciendo momentos de brillante humor físico y verbal. Galifianakis, en cambio, mantiene su estilo peculiar y sutilmente perturbador, complementando perfectamente el carisma exagerado de Ferrell. Sus diálogos, llenos de torpezas y malentendidos, son el núcleo de la comedia. La química entre ambos actores es palpable y, a pesar de los años, sigue siendo la principal razón para recomendar la película. Sin embargo, a veces la comedia se siente forzada, con chistes que no alcanzan la misma altura que aquellos de "Borat". La película, en su empeño por repetir el éxito anterior, a veces sacrifica la originalidad a favor de la familiaridad.
A pesar de sus defectos, “Dos tontos todavía más tontos” es una comedia ligera y entretenida. No es una obra maestra, pero ofrece una buena dosis de risas, especialmente si se aprecia la dinámica entre Ferrell y Galifianakis. La película se beneficia de su tono irreverente y su capacidad para subvertir las expectativas, aunque carece de una profundidad emocional y de una narrativa realmente innovadora. Es una película para disfrutar sin tomarla demasiado en serio, un escape cómico que no dejará una huella duradera, pero que servirá para pasar un rato agradable.
Nota: 6/10