Dragon Ball Super: Broly (2018)

‘Dragon Ball Super: Broly’ no es simplemente una entrega más en la ya extensa saga Dragon Ball, sino un espectáculo visualmente deslumbrante que, sin embargo, se pierde en un guion predecible y en una ejecución que, a pesar de sus momentos de grandeza, carece de la chispa que hacía tan atractiva la serie original. La película se centra en la reaparición de Broly, un Saiyajin con un poder inimaginable, y su encuentro con Gokú y Vegeta, poniendo en marcha una espiral de destrucción a escala cósmica. Desde el principio, la dirección de luta de Jim Rickman se distingue por su dinamismo y la coreografía de batallas con una meticulosa atención al detalle, creando escenas de acción verdaderamente espectaculares y de alto octanaje. Rickman demuestra una maestría en la creación de secuencias de combate que, aunque repetitivas en cuanto a la mecánica de poder, logran ser sorprendentemente emocionantes.

La banda sonora, con un ritmo incesante y melodías épicas, es un componente crucial en el disfrute de la película. Las composiciones de Akira Senju, que ya habían cautivado en ‘Dragon Ball Super: Broly – La Resistencia’, se complementan a la perfección con las imágenes, intensificando la sensación de peligro y la magnitud de los eventos. No obstante, la trama, si bien tiene un buen punto de partida con la reintroducción de Freezer, rápidamente se convierte en un vehículo para la exhibición del poder de los personajes, dejando de lado el desarrollo de personajes y la exploración de temas más profundos. La historia de Broly, con su origen trágico y su lucha por la supervivencia, podría haber sido mucho más interesante y emotiva, pero se siente superficial y, en ocasiones, incluso unidimensional.

Las actuaciones, en su mayoría, cumplen con lo esperado. Craig McCracken, como Gokú, transmite la determinación y la ferocidad de un Saiyajin entrenando sin descanso, aunque su evolución en esta película es limitada. Lyudmila Blavatskaya como Veronica, la científica que ayuda a Gokú, aporta un toque de inteligencia y compostura al conjunto. Sin embargo, la actuación de Tadanobu Asano como Freezer es, quizás, la más destacada, capturando la crueldad, el egoísmo y la astucia del antiguo Emperador del Imperio Galáctico. Se le ve redescubriendo una ambición que parecía haber sido silenciada. No obstante, el personaje de Broly, interpretado por Kento Kinuta, aunque visualmente impactante, llega a ser un tanto caricaturesco, limitando su capacidad para conectar con el espectador.

En definitiva, ‘Dragon Ball Super: Broly’ es un espectáculo visualmente atractivo, lleno de acción y efectos especiales de vanguardia. Si bien su guion es predecible y su desarrollo de personajes limitado, logra mantener la atención del espectador gracias a su ritmo frenético y sus batallas épicas. Es una película para los fans de Dragon Ball, que disfrutarán de la exhibición del poder de sus héroes favoritos. Pero, para aquellos que buscan una narrativa más compleja y un desarrollo de personajes más profundo, podría resultar decepcionante. La película es, sin duda, un entretenimiento sólido, pero no una obra maestra.

Nota: 6.5/10