Dragon Ball Z: La resurrección de F (2015)

“Dragon Ball Z: La Resurrección de F” es, en definitiva, una película que demuestra la fragilidad de la paz que, paradójicamente, se construye sobre la amenaza latente. Tras el largo y aparentemente satisfactorio período de relativa tranquilidad, la llegada de Sorbet y Tagoma, remanentes del imperio de Freezer, no solo devuelve la sombra de la destrucción, sino que lo hace con una meticulosidad y una planificación que, en mi opinión, elevan la película por encima de la simple continuación de la serie. La dirección de Jim Burroughs es notable, logrando mantener un ritmo frenético que se asemeja a la intensidad de los combates de la serie. Hay una clara intención de mantener a la audiencia al borde del asiento, a menudo utilizando el montaje para comprimir las largas y elaboradas peleas en que se ha convertido la saga, lo cual, aunque eficaz en su propósito, a veces puede resultar un poco confuso para aquellos que no son fanáticos acérrimos.

La película aborda, y lo hace de manera efectiva, la naturaleza del poder en Dragon Ball Z. La amenaza de Freezer no reside solo en su fuerza bruta, sino en su capacidad para manipular los Bolas de Dragón y, por ende, el destino de los Saiyajin. La idea de que un enemigo puede, a través de la estrategia y el conocimiento, desafiar incluso a los guerreros más poderosos es un concepto recurrente en la serie, y esta película lo explora con una profundidad interesante. La rivalidad entre Freezer y Goku se siente palpable, cargada de resentimiento y una implícita promesa de venganza que, aunque ya se conocía, se presenta de una manera tangible y bien ejecutada. La actuación de los actores de doblaje es, en general, sólida, especialmente la de los que interpretan a los personajes secundarios, quienes le dan vida a la vasta y compleja faceta de la Tierra.

Sin embargo, el guion es donde la película presenta la mayor debilidad. Si bien las batallas son espectaculares y se benefician de la animación de gran calidad, el desarrollo de los personajes secundarios se siente relativamente plano. Se introduce una miríada de nuevos personajes y se intenta darles algo de profundidad, pero en muchos casos, su desarrollo queda relegado a planos de flashback o breves diálogos. Esto diluye el impacto emocional de la trama y dificulta la conexión del espectador con la narrativa más allá del simple espectáculo de los combates. La historia se centra excesivamente en la acción, con menos tiempo dedicado a la exploración de las motivaciones y las relaciones entre los personajes, lo que resulta en una experiencia menos satisfactoria para aquellos que buscan una historia más completa y resonante.

A pesar de esta crítica constructiva, “La Resurrección de F” es una película que, en última instancia, cumple con su propósito principal: ofrecer una explosión de acción y espectacularidad que honra la esencia de Dragon Ball Z. La animación es impecable, los efectos especiales son impresionantes y el nivel de intensidad es, como siempre, elevado. Aunque el guion no alcance la excelencia, la película es un festín visual para los fans de la saga y una divertida introducción para aquellos que aún no se han sumergido en el mundo de los Saiyajin.

Nota: 7/10