Dragon Ball Z: La super batalla (1990)

“Dragon Ball Z: La Super Batalla” se presenta como una entrega más en la ya extensa saga del manga de Akira Toriyama, y en este caso, la película se define por una premisa sorprendentemente sólida que, lamentablemente, nunca llega a desarrollar su máximo potencial. La película no intenta reinventar la ruleta de la acción que ya conocemos, sino que se limita a ampliarla, ofreciendo una explosión de transformaciones, ataques especiales y combates coreografiados, elementos que son la esencia del anime y, por ende, atraen a la base de fans. Sin embargo, la ejecución de estas secuencias de acción, aunque visualmente llamativas, carece de la profundidad y el ritmo que caracterizaban las entregas más memorables de la serie.

La trama central, centrada en la amenaza de una semilla que provoca la aparición de un árbol monstruoso, es un punto de partida interesante. La inclusión de Tarles, el “hermano gemelo” de Goku, es un giro inesperado que aporta una capa de misterio, aunque su personaje, en última instancia, se siente un tanto plano. Su conexión con Goku, tan fundamental para la narrativa, se siente forzada y, en general, no genera un impacto emocional significativo en la historia. La película se pierde en detalles de su pasado y motivaciones, dejando de lado la urgencia del peligro que representa la semilla.

En cuanto a la dirección, la película de Josh Miller y Jim Ferguson demuestra una considerable habilidad para crear escenas de acción espectaculares. Las secuencias de combate están bien coreografiadas, con efectos especiales de alta calidad y un buen uso de la cámara. Sin embargo, la dirección de acción, a veces, carece de una visión artística más profunda, reduciendo los enfrentamientos a una sucesión de golpes y explosiones, sin explorar la estrategia o la psicología de los personajes. El ritmo, como he mencionado anteriormente, es desigual, con momentos de intensa acción intercalados con diálogos innecesarios y escenas de exposición que ralentizan el desarrollo de la historia. La banda sonora, aunque adecuada, no logra generar una atmósfera particularmente memorable.

Las actuaciones vocales, como es habitual en estas películas, cumplen su función. Ikue Oazaki como Pan y Sean Shannon como Vegeta ofrecen interpretaciones sólidas, aunque su margen de actuación es limitado. La actuación de Johnny Yong Bosch como Goku, sin embargo, resulta un poco decepcionante; su performance carece de la vitalidad y la fuerza emocional que caracterizan al personaje. Si bien intenta emular la intensidad de la serie original, la actuación no transmite el mismo nivel de carisma y determinación.

En definitiva, “Dragon Ball Z: La Super Batalla” es una película entretenida, especialmente para los seguidores más acérrimos del anime. Ofrece una dosis saludable de acción y efectos especiales, pero falla en desarrollar una historia convincente y personajes memorables. Se siente como una extensión más del catálogo de acción sin un fuerte corazón. La película es un entretenimiento ligero, pero no deja una impresión duradera.

Nota: 6/10