Dragon Blade (2015)

“Dragon Blade” es una película que, en su intento de ser un épico crossover entre la mitología romana y la tradición china, termina siendo una experiencia curiosa pero, en última instancia, decepcionante. La premisa, aunque interesante – la caída de una legión romana en la China del siglo I a.C. y su inesperada alianza con un héroe chino – carece de la profundidad y la coherencia necesarias para sostener un largometraje de acción y aventura. La película se basa en un tropo ya conocido, el "extraño en un país extraño", pero no lo explota al máximo de su potencial.

La dirección de James Cameron (sí, el de Avatar) se caracteriza por su ambición y su uso de efectos especiales, pero a veces lo deja llevarse demasiado lejos, sacrificando el ritmo narrativo y la construcción de personajes. Las secuencias de batalla son grandiosas y visualmente impresionantes, sin duda, pero a menudo se sienten como espectáculos de acción desprovistos de propósito, como si Cameron estuviera más interesado en mostrar la capacidad técnica del cine digital que en contar una historia convincente. La coreografía es admirable, pero la falta de contexto y motivación para estos enfrentamientos hace que pierdan su impacto.

El reparto es variado, encabezado por Jet Li como el héroe chino, Li Mu Bai, y Justin Pitt como el general romano Lucius Cornelius Scipio. Jet Li, como era de esperar, entrega una actuación sólida y carismática, encarnando la nobleza y el coraje de un guerrero chino. Justin Pitt, en cambio, tiene dificultades para transmitir la complejidad de un general romano atormentado por el pasado y la responsabilidad de su legión. La química entre ambos personajes es palpable, pero su relación se siente a veces forzada, producto de las necesidades del guion más que de una conexión orgánica.

El guion, la principal debilidad de la película, se aferra a clichés y a una trama excesivamente simplificada. Los motivos detrás de la amenaza mundial, que resulta ser una entidad ancestral que busca destruir el equilibrio del universo, son vagos y poco convincentes. Se introduce una capa de mitología china que, aunque potencialmente interesante, termina siendo utilizada de forma superficial para justificar las acciones de los personajes y las batallas. Se podría haber explorado en profundidad la filosofía china, sus creencias y sus conflictos internos, pero la película opta por un enfoque más genérico y occidentalizado.

A pesar de sus fallas, “Dragon Blade” ofrece algunos momentos de entretenimiento visual y una dosis de acción que puede ser atractiva para los aficionados a las películas de aventuras. Sin embargo, su falta de profundidad narrativa y su guion poco pulido impiden que alcance su máximo potencial. En definitiva, es una película que podría haber sido mucho más si hubiera sabido equilibrar la ambición visual con una historia sólida y personajes bien desarrollados.

Nota: 6/10