Dragón, la vida de Bruce Lee (1993)

“Dragón, la vida de Bruce Lee” es una película que se siente a la vez un tributo reverente y una incómoda disección de la leyenda. No se trata simplemente de una biografía, sino de un intento ambicioso de desenterrar las complejidades detrás del mito del “Dragón”, la figura omnipresente que dominó el mundo de las artes marciales en los años 70. La película se centra en los años que precedieron a su prematura muerte, mostrando su lucha incansable para establecer el Jeet Kune Do, su filosofía de artes marciales basada en la eficiencia y la adaptabilidad, y su frustración con la industria cinematográfica de Hollywood. La dirección de Gareth Evans, conocido por su trabajo en "Rojo," demuestra una maestría técnica considerable al construir escenas de combate absolutamente espectaculares, pero a veces, por encima de todo lo demás.

La película no se detiene en la superficialidad de las películas de kung fu de la época. Explora la precariedad de las producciones, la falta de control que Lee tenía sobre su propia imagen y la constante batalla contra los prejuicios raciales que enfrentaba. La película consigue plasmar la sensación de aislamiento que experimentaba Lee, su deseo de romper con las convenciones y su visión vanguardista para la época. Sin embargo, es aquí donde la película empieza a sufrir. El ritmo se torna a veces frenético, y las largas escenas de entrenamiento, aunque visualmente impresionantes, pueden resultar un poco tediosas. Se prioriza la demostración de habilidad por encima de la construcción de una narrativa sólida. La vida personal de Lee, su relación con Ip Man y la evolución de su filosofía, se reducen a momentos aislados, sacrificando la profundidad que se merecen.

Las actuaciones son, en general, sólidas. Donnie Yen, como Ip Man, ofrece una interpretación cautivadora, transmitiendo la inteligencia y la determinación del maestro. Pero es Shannon Lee, la hija de Bruce Lee, quien realmente se destaca. Su interpretación de su padre es a la vez vulnerable y feroz, capturando la esencia de un hombre complejo y contradictorio. Shannon Lee ha demostrado una gran sensibilidad al abordar este tema tan personal, logrando evocar tanto admiración como compasión. No obstante, se siente, en ocasiones, como una interpretación de “Bruce Lee” más que como una representación de un hombre que la conoce bien.

El guion, aunque ambicioso, es el punto más débil de la película. Se centra mucho en el proceso de creación de “Operación Dragón” y en los desafíos que enfrentó Lee para asegurar la libertad creativa. Si bien estos eventos son importantes, la película no profundiza lo suficiente en las motivaciones de Lee, su visión del mundo o sus luchas internas. El guion peca, en ocasiones, de simplificar ciertos aspectos de su vida y de reducir personajes complejos a arquetipos. La película intenta abordar temas como el racismo, la salud mental y la presión mediática, pero lo hace de forma superficial, sin explorar las implicaciones más profundas. Finalmente, "Dragón" ofrece una ventana a la vida de un ícono, pero no se atreve a realmente desentrañar el misterio que lo rodeaba.

Nota: 6.5/10