Dragón, nace la leyenda (2017)

“Dragón, nace la leyenda” (Dragon: The Beginning) es una película que se atreve a intentar recrear un evento singular de la historia del kung-fu, el enfrentamiento entre Bruce Lee y Wong Jack Man en 1964, y el resultado es, en última instancia, una obra con potencial frustrado. La película no busca reescribir la leyenda de Lee, sino más bien ofrecer un vistazo al contexto social y personal que rodeaba su ascenso, enfocándose en el resentimiento de la comunidad china ante su creciente popularidad como instructor. La dirección de Teddy Waybrooks es competente, logrando crear una atmósfera que, en ocasiones, palpita con la tensión de un combate inminente, aunque carece de la energía visceral que la vida real de Bruce Lee parecía generar.

Philip Ng, como Lee, transmite la intensidad y la concentración del personaje, pero se le ve a veces un poco sobreactuado, intentando reflejar en cada movimiento la grandeza que la leyenda le atribuye. Yu Xia, interpretando a Wong Jack Man, aporta una presencia imponente y una profundidad emocional que contrasta notablemente con la rebeldía de Lee. Su personaje no es simplemente un rival, sino un hombre atormentado por la historia y la percepción que la gente tiene de él, lo que le da una dimensión más rica a la narrativa.

El guion, sin embargo, es donde la película más pierde fuerza. Si bien la historia de fondo sobre el choque cultural y la desconfianza hacia Lee es importante, se presenta de una manera algo artificiosa, con diálogos que a veces suenan forzados y escenas que intentan ser dramáticas pero acaban siendo poco convincentes. La película se enfoca demasiado en la anticipación del combate, relegando el desarrollo de personajes secundarios y la exploración de la complejidad de la vida de Lee. Podría haberse profundizado más en sus motivaciones, en sus relaciones personales y en las razones detrás de su filosofía de artes marciales.

A pesar de estos fallos, “Dragón, nace la leyenda” ofrece momentos de gran belleza visual y coreografías de kung-fu sorprendentemente auténticas. La película, con un presupuesto modesto, logra evocar la sensación de un combate real, utilizando efectos visuales que complementan las acrobacias de los actores. El vestuario y la escenografía, aunque no deslumbran, contribuyen a crear una atmósfera convincente que transporta al espectador a la San Francisco de los años 60. En definitiva, se trata de una película que, si bien no alcanza la excelencia, ofrece una interesante visión de un momento clave en la historia de Bruce Lee y del kung-fu.

Nota: 6/10