“Dream Home” (Sueño Hogar) es un drama melancólico y visualmente deslumbrante que nos sitúa en el corazón de un Hong Kong en constante transformación. La película, dirigida por Ava DuVernay, no es un espectáculo de acción ni una comedia desenfadada; es un estudio de personaje y de la pérdida gradual de la identidad, anclado en la memoria y en el peso del pasado. La historia sigue a Naomi (Michelle Williams), una mujer que ha vivido toda su vida frente a Victoria Bay, y cuya existencia está inseparablemente ligada al antiguo edificio que domina la vista. Cuando las constructoras comienzan a derribar los edificios adyacentes, Naomi se ve forzada a enfrentarse no solo a la destrucción física de su entorno, sino también a la desintegración de su propia historia y de su memoria.
Michelle Williams entrega una actuación excepcionalmente sutil y poderosa. Su interpretación de Naomi no busca la grandilocuencia emocional, sino la autenticidad en el retrato de una mujer que se aferra a lo que queda de su pasado. Williams transmite con maestría la añoranza, la resignación y la tristeza contenida en la mirada de Naomi. La química entre Williams y Natasha Liu Bordalo, que interpreta a la joven Anya, hija de Naomi, es palpable y crea un vínculo conmovedor que añade una capa adicional de profundidad a la narrativa. La relación entre ambas, marcada por la incomunicación inicial y la gradual comprensión, es un motor importante del drama.
La dirección de Ava DuVernay es, sin duda, uno de los mayores logros de la película. La cinematografía, a cargo de James Laemmel, es exquisita. Las tomas de Hong Kong, desde las vistas panorámicas de la bahía hasta los detalles urbanos, son absolutamente impresionantes. La película utiliza el color de manera magistral, empleando la paleta tonal para reflejar el estado emocional de Naomi: tonos sepia en los flashbacks, colores fríos y apagados en la presente, y gradualmente, un ligero resplandor de esperanza en el final. Sin embargo, la película no se queda solo en la belleza visual. DuVernay explora temas complejos como la nostalgia, la pérdida, el impacto del desarrollo urbano en las comunidades y la dificultad de conectar con el pasado. El guion, adaptado de un cuento de Jesmyn Ward, es deliberadamente lento y contemplativo, permitiendo al espectador sumergirse en la atmósfera y en las emociones de los personajes. A pesar de su ritmo pausado, la película mantiene un hilo argumental constante y, al final, se abre a una reflexión sobre la importancia de preservar la memoria y el legado.
No obstante, “Dream Home” no es una película para todos los públicos. Su lentitud y su enfoque en la introspección pueden resultar frustrantes para aquellos que buscan una narrativa más dinámica y con mayor ritmo de acción. A pesar de esto, la experiencia visual y emocionalmente rica que ofrece es innegablemente memorable. Es una película que te quedará en la mente mucho después de que los créditos finales hayan pasado.
Nota: 7/10