Driven: El origen de la leyenda (2019)

“Driven: El origen de la leyenda” es una película que no solo narra una historia fascinante sobre un hombre en la cima y en la caída, sino que también ofrece una ventana a una época dorada de la California de los años 80, inmersa en el glamour y la ambición desmedida. La película, dirigida por Nicolas Sparks, se centra en la historia de John DeLorean, un visionario del automóvil que, tras el fracaso de su sueño de crear un DeLorean capaz de viajar a la velocidad del tiempo, se encuentra en el punto de no retorno, arrastrado por una trama de narcotráfico con implicaciones que se extendían hasta las más altas esferas. Sin embargo, la película se permite profundizar más allá de la mera trama de drogas, explorando las fragilidades de la personalidad de DeLorean y los motivos que lo impulsaron a tomar decisiones tan cuestionables.

Lee Pace ofrece una actuación magistral como John DeLorean. Llevamos años viendo su talento, pero aquí lo desplega con una intensidad y matiz que son realmente impresionantes. Pace no solo captura la arrogancia y la ambición del personaje, sino que también logra comunicar las dudas, la desesperación y la soledad que lo atormentan. Su DeLorean es un personaje complejo, contradictorio, y a menudo profundamente amargado. La película no lo romantiza, sino que lo presenta como un hombre vulnerable, un autoengaño en sí mismo, impulsado por una necesidad desesperada de ser recordado y reconocido por su genialidad. La dirección de Sparks permite a Pace explorar las capas de su personaje de manera sutil pero efectiva, utilizando el lenguaje corporal, las expresiones faciales y el cambio de tono de voz para transmitir su estado emocional.

El guion, aunque a veces se siente algo forzado en ciertos momentos, consigue mantener un ritmo interesante. La trama, si bien centrada en el caso de drogas, se ve salpicada de otros elementos que enriquecen la narrativa: las relaciones personales de DeLorean, su paso por el mundo de las carreras, y el creciente descontento con su propia ambición. La película se beneficia de una fotografía excelente, que recrea con precisión la estética vibrante y decadente de la California de los ochenta: los coches llamativos, las playas soleadas, los clubes nocturnos repletos de estrellas. Sin embargo, el guion no profundiza lo suficiente en las motivaciones del FBI, que parecen presentarse como una fuerza casi omnipotente, sin mostrar las complejidades y las ambigüedades inherentes a su trabajo.

A pesar de algunas fallas en la construcción de personajes secundarios y un ritmo en algunos momentos ligeramente desigual, “Driven” es una película absorbente y entretenida que ofrece una mirada intrigante a la vida de un hombre controvertido y a un momento clave de la historia automotriz. Es un relato de ambición desmedida, errores fatales y el precio que se paga por perseguir un sueño. La película plantea preguntas sobre la ética, la ambición y el impacto que las decisiones individuales pueden tener en el mundo que nos rodea. En definitiva, es una película que invita a la reflexión sobre el lado oscuro del éxito y la fragilidad de la reputación.

Nota: 7/10