La cita (2025)

“La Cita” es, en esencia, una película que juega con la fragilidad de la esperanza y el terror latente que reside en la soledad. Dirigida por Christian Carfrae, la película se presenta como una comedia romántica con un giro oscuro, pero se estanca en un territorio demasiado predecible y, en última instancia, decepcionante. Carfrae logra un ritmo inicial notable, presentando a Violet (interpretada por Camille Cottin) con una vulnerabilidad palpable. Su situación, la de una viuda que se permite, con una moderación que la hace aún más interesante, la posibilidad de un nuevo romance, se construye con un delicado equilibrio entre la ternura y la melancolía. La puesta en escena, con el elegante restaurante de lujo como telón de fondo, contribuye a generar la atmósfera de sofisticación y promesa que el filme busca.

La actuación de Cottin es, sin duda, el punto fuerte de la película. Su Violet es una mujer compleja, marcada por el dolor pero también por un deseo profundo de reconectar con la vida. Logra transmitir las vacilaciones de su personaje, su alegría inicial ante la posibilidad de una nueva cita, y la creciente paranoia que la invade con la llegada de los mensajes amenazantes. El resto del elenco cumple su cometido, pero ninguno alcanza la misma profundidad que Cottin. Se nota un cierto esfuerzo por subestimar a los personajes secundarios para no eclipsar el drama central, lo cual, en algunos casos, resulta en interpretaciones algo planas.

El guion, sin embargo, es donde la película realmente pierde su rumbo. Aunque la premisa de los mensajes anónimos es intrigante y tiene el potencial de generar suspense, la ejecución es torpe y carece de originalidad. Los mensajes, a medida que avanzamos en la trama, se vuelven cada vez más clichés y fáciles de predecir, despojando a la película de cualquier elemento de sorpresa. La construcción de la trama de terror se siente artificial y forzada, en lugar de surgir orgánicamente de la situación del personaje. El thriller psicológico se reduce a una serie de eventos predecibles que no logran mantener la tensión ni la inversión emocional del espectador. La resolución, aunque intenta ofrecer un giro, resulta insatisfactoria y no justifica el tiempo invertido en la construcción de la amenaza.

A pesar de sus fallas, "La Cita" no es una película que se pueda descartar por completo. Cottin ofrece una interpretación sólida y la ambientación es cuidada. Pero, en definitiva, la película se arrastra en un territorio familiar y con una ejecución demasiado previsible, lo que la convierte en una experiencia cinematográfica superficial y sin impacto duradero. Podría haber sido una historia mucho más interesante y conmovedora si el guion se hubiera esforzado más en explorar la psicología de Violet y en desarrollar un suspense genuino.

Nota: 5/10