Dudley de la montaña (1999)

“Dudley de la Montaña” no es precisamente una película que cause sensación, pero tampoco es que busque hacerlo. Dirigida por Stuart Jamieson, esta comedia de acción de 1972 es, en su esencia, una fábula peculiar con un encanto nostálgico que le permite resistir el paso del tiempo, aunque con matices. Es una película de lo viejo Hollywood, una especie de parodia del western, que se sirve de la estética de las películas de vaqueros para construir un relato absurdo y, en última instancia, sorprendentemente entretenido.

La historia, centrada en el agente Dudley, un policía montado en un condado canadiense anónimo (en realidad, las Montañas Rocosas), se basa en una premisa bastante descabellada: la aparición de vampiros. Snidley Whiplash, un villano de las alturas, convence a Dudley de que los vampiros están robando pepitas de oro, desencadenando una frenética fiebre del oro que, como suele ocurrir, desestabiliza la paz del Semi-Happy Valley. La narrativa, aunque simple, funciona sorprendentemente bien gracias a la ejecución visual y a la peculiaridad de los personajes. La dirección de Jamieson se centra en lo visual, creando un ambiente de comedia western con un toque de fantasía. La fotografía, en particular, es impecable, resaltando los paisajes montañosos y el ambiente del valle, creando una atmósfera vibrante y casi surrealista.

El reparto es un elemento clave del éxito de la película. Dudley Moscrop, como Dudley, ofrece una interpretación encantadora y con un toque de torpeza que encaja a la perfección con el personaje. Su humor es sutil y, en ocasiones, llega a ser bastante cómico. La química entre Moscrop y la actriz principal, Patricia Cullen, también es notable, aportando credibilidad a la relación entre Dudley y Nell Fenwick. Sin embargo, el verdadero villano, el Inspector Fenwick, interpretado por la legendaria Margaret Lewis, es un personaje memorable. Su actuación es exagerada y divertida, y contribuye enormemente al tono cómico general de la película. Lewis es, sin duda, la joya de la corona en cuanto a interpretación.

El guion, si bien no es complejo, tiene un ritmo ágil y mantiene el interés del espectador gracias a sus situaciones absurdas y a sus diálogos ingeniosos. La película juega con los tropos del western, incorporando elementos de la fantasía y la comedia de forma efectiva. La escena de la persecución enmascarado es particularmente memorable, una secuencia llena de acción y humor que culmina en un final satisfactorio. No obstante, la película podría haber beneficiado de un desarrollo más profundo de algunos personajes secundarios, y a veces la trama se vuelve un poco predecible. El ritmo, en ocasiones, se siente ligeramente acelerado, dejando algunos momentos menos desarrollados de lo que podrían haber sido.

En definitiva, “Dudley de la Montaña” es una comedia de acción inusual y entretenida, un clásico olvidado que merece ser redescubierto. Es un recordatorio de una época dorada de Hollywood, donde la imaginación y el humor eran primordiales. Aunque no es una obra maestra, su encanto particular y su estética visual la convierten en una película agradable y memorable.

Nota: 7/10