Duet for One (1986)

“Duet for One” no es una película fácil de digerir, pero su crudeza y su honestidad brutal la convierten en una experiencia cinematográfica memorable. La historia, centrada en la vida de Stephanie, una violinista de renombre mundial, que se enfrenta a una devastadora enfermedad y a una serie de pérdidas personales, se siente profundamente real y, a menudo, dolorosamente cercana. La película no intenta adornar el sufrimiento; en cambio, se sumerge en la oscuridad de la depresión, la soledad y la pérdida de identidad, presentando una visión sin tapujos de lo que puede significar el final de una vida pública y brillante.

La dirección de Jean-Pierre Garnier es, en general, sólida, aunque a veces se deja llevar por un ritmo pausado que, para algunos espectadores, podría percibirse como lento. Sin embargo, este ritmo deliberado permite que el espectador se conecte plenamente con el estado emocional de Stephanie. La fotografía es elegante y evocadora, empleando una paleta de colores apagados que refleja el estado de ánimo melancólico de la protagonista. La música, por supuesto, juega un papel fundamental, no solo como banda sonora, sino como un elemento narrativo crucial. Los temas musicales utilizados, especialmente aquellos interpretados por Stephanie, se integran perfectamente en la historia y amplifican la emoción de cada escena.

El núcleo de la película reside en la interpretación de Isabelle Huppert, quien ofrece una actuación extraordinariamente potente y conmovedora. Huppert se entrega por completo al papel de Stephanie, transmitiendo con maestría la desesperación, el dolor y la vulnerabilidad de la protagonista. No se limita a interpretar la tristeza; la *vive*. Su mirada, su postura, la forma en que se mueve, todo contribuye a construir un retrato complejo y multidimensional de una mujer que lucha por aferrarse a algo en lo que ya no puede ver con claridad. La química entre Huppert y el joven Julián Ovett, que interpreta a su antiguo alumno, es palpable y añade una capa de complejidad a la relación entre mentor y protegido, ahora marcada por la pérdida y la distancia. A pesar de la juventud de Ovett, logra transmitir la inexperiencia y el sentimiento de culpa que lo consumen.

El guion, aunque no particularmente innovador en su estructura narrativa, se beneficia de la profundidad de sus personajes. Se evita la sentimentalidad excesiva, concentrándose en la exploración de las consecuencias emocionales de la enfermedad y las relaciones interpersonales. Se plantean preguntas sobre la identidad, el propósito de la vida y el valor del arte cuando éste ya no puede ser expresado plenamente. La película no ofrece respuestas fáciles, sino que se limita a presentar una visión realista de la fragilidad humana. Sin embargo, algunas secuencias, especialmente aquellas que detallan el deterioro de Stephanie, podrían haberse desarrollado con mayor densidad para intensificar el impacto emocional.

En definitiva, "Duet for One" es una película introspectiva y melancólica que, a pesar de su lentitud y su atmósfera sombría, ofrece una experiencia cinematográfica poderosa y honesta. Es una película que te obliga a mirar al abismo, pero también a reflexionar sobre la belleza y la fragilidad de la vida.

Nota: 7/10