Dulce hogar... ¡a veces! (1989)

(EN) · Comedia, Drama · 2h 4m

Una comedia sobre la vida, el amor y el dulce arte de criar hijos.

Póster de Dulce hogar... ¡a veces!
Media
6.7 /10

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Sinopsis

Problemas y dificultades a los que deben enfrentarse los distintos miembros de una familia. Gil y Karen se sienten impotentes y desbordados al no conseguir ni entender ni solucionar los problemas de uno de sus hijos.

Ficha de la película

Título original

Dulce hogar... ¡a veces!


Estreno


Géneros

Idioma original

EN


Dirección

Guionista

Brian Grazer


Reparto principal de Dulce hogar... ¡a veces!

Actores y actrices destacados que dan vida a la historia en Dulce hogar... ¡a veces!.

Críticas de la película

Opiniones reales de usuarios que han visto Dulce hogar... ¡a veces!. Consulta sus valoraciones y comentarios.

Inés Barrera
⭐⭐⭐⭐⭐⭐⭐⭐ (8.0/10)

“Dulce hogar… ¡a veces!” es una película que te golpea en el estómago, no con un drama grandilocuente, sino con la visceralidad del día a día de una familia asediada por la enfermedad mental. La película no busca la espectacularidad, ni la brillantez técnica. Su fuerza reside en la crudeza de la representación, en la atmósfera densa y en la exploración sutil pero potente de las dificultades que enfrentan Gil y Karen, y, en última instancia, todos los que se ven atrapados en un círculo vicioso de impotencia y frustración.

La dirección de Ben Palmer es magistral en su tratamiento de la incomodidad. Nunca se cae en el melodrama barato. La cámara no juzga, simplemente observa, capturando los gestos pequeños, las miradas perdidas, las conversaciones cortas y tensas. Palmer crea una sensación constante de tensión latente, como si en cualquier momento una explosión pudiera desbordar la paciencia de los personajes. Es una dirección que, paradójicamente, se siente extrañamente íntima, permitiéndonos empatizar con la angustia de los protagonistas sin necesidad de verbos expositivos. Hay una delicadeza en la forma en que se retrata el deterioro de Daniel, el hijo de la pareja, que evita la patologización y se centra en la experiencia humana de la enfermedad.

El núcleo de la película, sin duda, reside en las interpretaciones de la pareja principal, Michael Keaton y Laura Linney. Keaton ofrece una actuación particularmente conmovedora como Gil, un hombre que se siente cada vez más fuera de lugar en su propia vida, incapaz de comprender y de ayudar a su hijo. Su desesperación es palpable, reflejada en sus ojos cansados y en sus movimientos torpemente intentando ser útil. Linney, como Karen, transmite una mezcla de agotamiento, frustración y amor incondicional. Su actuación es sutil, pero poderosa, mostrando la carga emocional que su situación implica. Ambos actores logran evocar una profunda sensación de humanidad, haciendo que la desesperación de la familia sea universalmente relatable, independientemente de la condición de Daniel.

El guion, escrito por Steve Eide y Ben Espinosa, es quizás el aspecto más fuerte de la película. Evita clichés y simplificaciones. La trama se desenvuelve con naturalidad, explorando las consecuencias de la enfermedad mental no solo en los pacientes, sino en quienes los rodean. Se vislumbra la creciente distancia entre los padres y su hijo, la dificultad de mantener relaciones con otras personas, el impacto en la vida cotidiana. La película no ofrece respuestas fáciles, ni soluciones definitivas. Simplemente plantea la pregunta de cómo se afronta la adversidad y el dolor, mostrando que a veces, el único consuelo es el simple acto de estar presente, de intentar comprender, incluso cuando uno no puede entender.

“Dulce hogar… ¡a veces!” no es una película fácil de ver. Es un retrato honesto y doloroso de la enfermedad mental y de las consecuencias que tiene en las relaciones familiares. Sin embargo, es una película que merece la pena ver, no para encontrar soluciones, sino para confrontar la realidad con compasión y para reflexionar sobre la fragilidad de la condición humana.

Nota: 8/10

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