Dulce Venganza 2 (2013)

“Dulce Venganza 2” es una incursión inquietante y, a veces, frustrante en el territorio del thriller psicológico, un secuela que, aunque se aferra a la premisa perturbadora de la primera entrega, se ve lastrada por una ejecución que no alcanza la ambición visual y la profundidad narrativa de su predecesora. La película no pretende ser un placer, y por ello, en cierto modo, logra mantener al espectador en un estado de tensión constante, pero también le impide alcanzar su máximo potencial.

La dirección de Corin Fisher se mantiene firme en su estética oscura y claustrofóbica, una atmósfera opresiva que se consigue a través de la fotografía, el diseño de producción y la iluminación. El uso de la luz, especialmente en las escenas en las que Jessica está atrapada en la tumba, es particularmente efectivo, generando una sensación de desesperación y aislamiento palpable. Sin embargo, a veces esta estética se vuelve repetitiva, despojando en parte la película de su frescura inicial. La banda sonora, igualmente efectiva, se mantiene como un acompañante constante de la angustia, pero no ofrece sorpresas significativas.

El núcleo de la película reside, como siempre, en la interpretación de Dakota Fanning, quien, una vez más, demuestra su capacidad para transmitir una angustia silenciosa y una furia contenida. Fanning ofrece una actuación cautivadora, dotando a Jessica de una vulnerabilidad que es tanto aterradora como conmovedora. No es una heroína convencional; su venganza no es impulsada por la justicia sino por un deseo visceral de recuperar el control sobre su propia vida y cuerpo. A pesar de ello, la película, en algunos momentos, se inclina demasiado hacia el melodrama, diluyendo el impacto de su trama más oscura y ambiciosa.

El guion, escrito por Fisher y Steven Schneider, se basa en la lógica de un horror más visceral y psicológico que en sustos repentinos. Sin embargo, la narración se siente a veces desordenada, con una trama que se desarrolla con saltos temporales que pueden resultar confusos. La exploración del trauma de Jessica, aunque conmovedora, a veces se siente superficial, limitándose a mostrar las consecuencias del evento violento en lugar de profundizar en el proceso de sanación y adaptación. La trama introduce elementos que prometen ser interesantes, como la conexión de Jessica con un experto en catacumbas, pero estos se ven relegados a un segundo plano, perdiendo la oportunidad de enriquecer el conflicto central.

En definitiva, “Dulce Venganza 2” es una película que provoca reflexiones sobre el trauma, la resiliencia y el precio de la venganza. Aunque no alcanza la perfección de su predecesora, sí ofrece una experiencia perturbadora y, en ciertos momentos, inquietantemente sugerente. No es un thriller imprescindible, pero sí una película que valora la pena ver para aquellos interesados en el cine de terror psicológico más introspectivo.

Nota: 7/10