Dungeons & Dragons: Honor entre ladrones (2023)

“Dungeons & Dragons: Honor entre Ladrones” es un espectáculo visualmente deslumbrante, una celebración kitsch y una aventura de fantasía que, sin embargo, lamentablemente se queda a medio camino entre el entretenimiento instantáneo y la sustancia profunda. La película, dirigida por John Francis Daley y Jonathan Goldstein, aborda la adaptación del primer juego de rol de la historia y, en términos generales, cumple con su objetivo principal: ofrecer una experiencia de fantasía accesible y llena de acción para un público amplio. Pero, como tantas adaptaciones de videojuegos, se encuentra en una constante lucha entre mantener la esencia de la materia original y ofrecer una narrativa coherente y con gancho.

La película se centra en Edgin Darvis (Chris Pine), un ladrón charlatán y líder de una banda de aventureros con la misión de recuperar el Cristal de la Runa, un artefacto que podría garantizarles la libertad. Su plan, por supuesto, se complica cuando se ven envueltos en una situación que trasciende sus ambiciones iniciales y los conecta con la princesa Valeria (Michelle Rodriguez), la princesa de un reino en guerra. Daley y Goldstein optan por un tono ligero y humorístico, un enfoque que se ve reforzado por las actuaciones convincentes de Chris Pine, que posee un carisma innato, y Michelle Rodriguez, cuya interpretación de Valeria equilibra la fuerza guerrera con una vulnerabilidad encantadora. El resto del elenco –Justice Smith, Regé-Jean Page, Daisy Edgar-Jones y Toby Jones – aporta un buen nivel de dinamismo a la banda, aunque algunos personajes, como el guerrero Xenk Yendar (Jason Momoa), se sienten un tanto planos y estereotipados.

La dirección se destaca por sus secuencias de acción coreografiadas con una energía palpable, que incorporan elementos distintivos del juego, como las pociones y los dragones, de una manera atractiva. Los efectos especiales son competentes, si bien no son revolucionarios, y contribuyen a crear un mundo visualmente rico, aunque a veces demasiado recargado, que recuerda a la estética de los juegos de rol de los 90. Sin embargo, el guion es el punto más débil de la película. La trama es predecible, llena de clichés de la saga de aventuras y con diálogos a menudo torpes. Se esfuerza por abarcar demasiados elementos del universo D&D, lo que resulta en un ritmo irregular y en la introducción de personajes y situaciones que no se desarrollan adecuadamente. La expansión del lore, si bien es bienvenida para los fans más acérrimos, se siente apresurada y, en algunos casos, forzada.

A pesar de sus fallas narrativas, “Dungeons & Dragons: Honor entre Ladrones” logra crear un ambiente de fantasía estimulante y entretenido. La película ofrece momentos de humor genuino y, lo más importante, apela al espíritu de colaboración y la amistad que son pilares fundamentales del juego. Si bien no es una obra maestra cinematográfica, cumple su propósito como una adaptación accesible y divertida que probablemente satisfará a los fans del género y atraerá a un público más general. Se trata, en definitiva, de una película para disfrutar, pero sin pretender ser una experiencia trascendental.

Nota: 6/10