Duplex (2003)

“Duplex” es una pequeña joya de terror psicológico que se instala en la mente del espectador con una sutileza perturbadora. Dirigida por Mike Flanagan, y con un guion coescrito por él y Rebecca Klingler, la película va más allá de la simple premisa de una vecina molesta; explora la fragilidad de la salud mental, la soledad y el miedo a la vulnerabilidad, elementos que Flanagan ha dominado magistralmente en sus trabajos anteriores. La película no se basa en sustos repentinos y explosiones, sino en la creación de una atmósfera densa y opresiva, donde el protagonista, Alex (Jamie Dornan), se convierte en el foco de una creciente paranoia que el espectador empieza a compartir.

Dornan ofrece una actuación excepcional. Su interpretación de Alex es brillante, comunicando la creciente ansiedad y la progresiva desintegración mental del personaje con una intensidad palpable. Lo que hace su interpretación tan convincente es su capacidad para mostrar las dudas y los miedos que acechan en lo profundo de la psique de Alex, las inseguridades que normalmente escondemos bajo una fachada de normalidad. La película explora con maestría la sensación de estar constantemente vigilado, la idea de que las miradas pueden seguirte incluso cuando crees estar solo. Es un trabajo que demanda una presencia constante por parte del actor, quien logra transmitir la inminente amenaza que percibe y la desesperación que siente.

El guion de “Duplex” destaca por su inteligencia y su ambigüedad deliberada. Flanagan no ofrece respuestas fáciles; en cambio, construye una narrativa que invita a la reflexión sobre la naturaleza del mal y la dificultad de discernir entre la realidad y la percepción. La Sra. Connelly, interpretada con una presencia inquietante por Sanae Latané, no es simplemente una antagonista unidimensional. Aunque su comportamiento es errático y amenazante, la película sugiere, sutilmente, que sus acciones podrían estar motivadas por sus propias traumas y heridas emocionales. Este juego de sombras y pistas crea una experiencia más profunda y resonante que una simple confrontación entre víctima y agresor.

La dirección de Flanagan es impecable. La película utiliza el espacio de un apartamento de Nueva York como un personaje más, amplificando la sensación de claustrofobia y aislamiento. El uso de la cámara, a menudo con tomas subjetivas y perspectivas restringidas, imita la experiencia interna de Alex, sumergiéndonos en su estado mental. La banda sonora, compuesta por Kyle Dixon y Michael Womack, es fundamental para crear la atmósfera inquietante y la tensión constante que caracteriza la película. El sonido se convierte en un elemento narrativo clave, revelando las pequeñas pero perturbadoras anomalías que alimentan la paranoia de Alex.

“Duplex” es una película que te perturba a largo plazo. No es una película que te haga saltar de la silla, sino que te queda grabada en la mente, te hace cuestionar la seguridad de tu propio espacio y de las personas que te rodean. Es una obra maestra de la tensión psicológica que subraya la fragilidad de la salud mental y la capacidad humana para la desintegración.

Nota: 8.5/10