Duras promesas (1992)

“Duras Promesas” no es, ni de lejos, la comedia romántica más original del cine. Sin embargo, es una película que, gracias a la química innegable de sus protagonistas y un guion que se adentra con cautela en las complejidades de las relaciones adultas, logra resultar sorprendentemente emotiva y, en algunos momentos, incluso divertida. La película, dirigida por Jake Kasdan, se basa en una premisa sencilla: un hombre, Mark Blitzstein (Adam Sandler), regresa inesperadamente a casa después de años de ausencias, para intentar evitar que su esposa, Ellie (Michelle Williams), se case de nuevo. Su hija, Emily (Abigail Breslin), se encuentra atrapada en medio de esta tensa situación, actuando como la voz de la razón y el amor incondicional.

La fortaleza principal de la película reside en la interpretación de Sandler y Williams. Ambos le dan a sus personajes una verdad que trasciende el cliché del divorciado adicto al trabajo intentando reavivar la llama. Sandler, en particular, realiza una labor sutil, evitando la caricatura fácil que suele asociarse a su repertorio. Su Mark es un hombre roto, inseguro y lleno de remordimientos, pero también con un deseo genuino de reconectar con su familia. Williams, por su parte, aporta una fragilidad y una honestidad devastadoras a Ellie, una mujer que ha encontrado una nueva libertad en el divorcio, pero que aún alberga un anhelo por lo que pudo haber sido. La relación entre Mark y Ellie se construye no como un reencuentro explosivo, sino como un lento proceso de re-conocimiento, lleno de miradas incómodas, silencio cargado y momentos de inesperada vulnerabilidad.

La actuación de Breslin, a menudo subestimada, es fundamental para el éxito emocional de la película. Emily es el ancla emocional de la historia, la que fuerza a Mark a confrontar sus propios demonios. Su personaje no es una niña angelical, sino una adolescente con sus propias frustraciones y aspiraciones, lo que añade una capa de realismo a la narrativa. El guion, aunque no se asume el riesgo de explorar territorios narrativos particularmente audaces, está bien escrito y evoca con éxito el caos y la confusión de una familia en crisis. Hay diálogos inteligentes y, a veces, con un toque de humor negro que alivian la tensión dramática.

Sin embargo, "Duras Promesas" no está exenta de defectos. El ritmo es desigual y algunas escenas podrían haberse extendido o acortado para mejorar el flujo. Además, el final, si bien emocionalmente satisfactorio, podría haber sido más elaborado y desafiante. En general, la película ofrece una visión honesta y, a veces, conmovedora de cómo las relaciones pueden evolucionar y transformarse con el tiempo. Es una película que invita a la reflexión sobre la importancia del perdón, la aceptación y la búsqueda de la felicidad en los lugares más inesperados.

Nota: 7/10