Dutch (2021)

“Dutch” es un thriller criminal que, a pesar de algunas fallas, logra ofrecer una mirada cruda y oscura a la corrupción arraigada en el corazón de Nueva Jersey. La película, dirigida por Joe Talbot, no se dedica a glorificar el crimen, sino a exponer las consecuencias devastadoras de la violencia y la ambición desmedida. La ambientación, meticulosamente recreada, se siente densa y claustrofóbica, transportando al espectador a un paisaje de calles grises, negocios sombríos y miradas vigilantes. No es una película que te entretenga con giros argumentales complejos, sino que te exige una cierta atención y compromiso para comprender la dinámica de poder que se desarrolla en la historia.

El guion, aunque conciso y directo, plantea un interesante conflicto entre la ley y el crimen. La persecución del teniente Jacobs, interpretado con una seriedad innegable por el actor Jeremy Meeks, es la columna vertebral de la trama. Sin embargo, la narrativa se centra principalmente en la evolución de “Dutch” (Malcolm David Kelley), un personaje carismático pero profundamente problemático, cuyo ascenso al poder se construye sobre la explotación y la violencia. Kelley ofrece una actuación convincente, transmitiendo la ambición, el miedo y la vulnerabilidad de un hombre atrapado en un círculo vicioso. Lance Gross aporta una fuerza silenciosa como parte integral del equipo de Dutch, mostrando la lealtad y la desesperación que los impulsa. La película, en esencia, explora la búsqueda de una identidad, un propósito, incluso si ese camino se pavimenta con sangre y traición.

Talbot se aparta de las convenciones del thriller de crimen tradicional, priorizando la atmósfera y el desarrollo del personaje sobre los sobresaltos y la acción desenfrenada. Este enfoque, aunque efectivo en la creación de tensión, también puede resultar algo lento para algunos espectadores. No obstante, la dirección es precisa y visualmente atractiva, empleando una paleta de colores apagada y una fotografía en blanco y negro que acentúa el carácter sombrío de la historia. La banda sonora, minimalista pero impactante, complementa a la perfección las imágenes y contribuye a la sensación de desesperación y desamparo. El actor Jeremy Meeks, en un papel más que merecido, aporta una presencia imponente y un carisma oscuro que hacen de Dutch un personaje inolvidable, incluso en su caída.

La película no ofrece soluciones fáciles ni conclusiones grandilocuentes. "Dutch" es una historia sobre la justicia, o la falta de ella, y sobre las consecuencias del poder absoluto. La representación de la corrupción policial y el sistema judicial, aunque no se profundiza en exceso, es inquietante y refleja una crítica a la deshumanización de la ley. La película, en última instancia, deja al espectador con una sensación de amargura y una reflexión sobre el costo de la ambición. Es una película que se queda contigo, mucho después de que los créditos finales hayan terminado de rodar.

Nota: 7/10