Eat the Rich (1987)

“Eat the Rich” es una película que, en su ambición, supera con creces su ejecución. Dirigida por Joshua Zipple y Daniel Anter, se presenta como una sátira mordaz sobre la desigualdad económica y el descontento social, una temática resonante en el panorama actual. La película logra captar una atmósfera de frustración palpable, especialmente a través de la mirada de Alex, interpretado por Caleb Landry Jones, un personaje que evoluciona del silencioso y resentido camarero al líder de un grupo de anarquistas radicalizados. La dirección de Zipple se apoya en planos cerrados y movimientos de cámara rápidos que intensifican la sensación de tensión y claustrofobia, reflejando la opresión que siente el protagonista y sus compañeros.

El guion, aunque inicialmente intrigante, se complica en su desarrollo. La premisa –un grupo de anarquistas planeando un ataque a un restaurante exclusivo frecuentado por la élite – es provocadora y ofrece un marco interesante para explorar las motivaciones de los personajes. Sin embargo, la trama se desvía con demasiadas frecuencia, introduciendo elementos de thriller político y conspiración que se sienten forzados y, a menudo, poco convincentes. La película intenta abarcar demasiado, oscilando entre la comedia negra, la acción y el drama social, lo que resulta en un ritmo irregular y escenas que no llegan a desarrollarse plenamente. La aparición de General Karprov y sus maquinaciones, aunque añaden una capa de complejidad, se sienten como un añadido innecesario que diluye el enfoque principal.

Las actuaciones son sobresalientes, principalmente gracias a la interpretación de Caleb Landry Jones. Su capacidad para transmitir la desesperación y la rabia de Alex es convincente. El resto del elenco secundario, que incluye a a la veterana Lorraine Bracco como la matriarca del grupo anarquista, ofrece interpretaciones sólidas, aunque sus personajes, en general, son un tanto unidimensionales. Bracco, en particular, aporta una mezcla de sabiduría y pragmatismo que le da peso a su personaje.

Visualmente, "Eat the Rich" se distingue por su estética sórdida y su paleta de colores apagados, que refuerzan el mensaje de desesperación y alienación. La banda sonora, combinando elementos de música electrónica con sonidos industriales, contribuye a la atmósfera opresiva. Sin embargo, la película no logra alcanzar la sofisticación y la sutileza que se esperaría de una sátira política de este calibre. El mensaje, aunque claro, se presenta a veces de forma didáctica y poco sutil, y el humor, aunque presente, no siempre resulta impactante. Es una película que provoca reflexión, sin duda, pero que podría haber aprovechado mejor su potencial para ofrecer una crítica social más contundente y una narración más cohesionada.

Nota: 6/10