Edge of Seventeen (1998)

“Edge of Seventeen” no es una película que busca romper el molde, ni mucho menos pretende ser una propuesta revolucionaria del cine adolescente. Sin embargo, es una joya del 80’s que, con un toque de melancolía y una gran sensibilidad, captura la angustia de la adolescencia de una forma sorprendentemente honesta y, a veces, hilarante. La película, dirigida por Bozteh Jones, se sumerge en la vida de Eric, un joven de Ohio atrapado en una pequeña ciudad, y nos presenta un universo de dilemas familiares, primeras experiencias amorosas y la inevitable búsqueda de identidad que caracteriza a esa etapa de la vida.

La dirección de Jones es sutil pero efectiva. Logra transmitir la atmósfera de la época con una fidelidad visual impresionante, desde la ropa hasta la música, que no es meramente decorativa sino que funciona como un elemento narrativo crucial. La película se basa en la observación, en registrar los pequeños momentos de la vida de Eric, en captar sus silencios, sus miradas y sus reacciones. Hay una cierta libertad en el estilo de la dirección, que permite que la historia fluya de manera orgánica, evitando artificios y guiños excesivos. Se centra en la realidad de Eric, en su mundo interno, y lo presenta sin juicios ni idealizaciones.

Las actuaciones son sobresalientes. J. D. Salinger ofrece una interpretación magistral como Eric, un chico inseguro, torpe y profundamente solitario. No se trata de un héroe, ni mucho menos. Es un personaje imperfecto, vulnerable, que lucha por encontrar su lugar en el mundo. La química entre Salinger y Robert Pattinson, quien interpreta a Rod, es palpable y real. La relación que desarrollan es compleja, ambivalente y llena de matices. Pattinson, lejos de caer en los clichés del chico guapo, interpreta a Rod con una autenticidad admirable, mostrando su propio lado vulnerable y su necesidad de conexión.

El guion, adaptado de la novela homónima de Stephen Daldry, es inteligente y con un gran agudeza. La película se enfoca en las sutilezas de la comunicación, en las pequeñas conversaciones que revelan mucho más de lo que se dice. La relación con Maggie, la novia de Eric, es compleja y está llena de tensiones. La película no se limita a retratar el triángulo amoroso, sino que explora la profunda incomunicación que puede existir entre padres e hijos, y la dificultad de expresar los propios sentimientos. Además, la película no tiene miedo de mostrar el lado oscuro de la adolescencia, con situaciones incómodas y momentos de angustia. No rehúye el humor negro, que a menudo sirve para aligerar la tensión y añadir un toque de ironía.

En definitiva, "Edge of Seventeen" es una película que te atrapa desde el principio y que te acompaña mucho después de que termine. Es una obra que celebra la belleza de lo imperfecto, que nos recuerda que la adolescencia es un período de grandes transformaciones y que el amor, en todas sus formas, es un motor fundamental de nuestras vidas. No es una película para todos los gustos, pero para aquellos que aprecien un cine honesto, sensible y con un toque de nostalgia, es una joya que merece ser descubierta.

Nota: 8/10