Efsane (2024)

“Efsane” (Leyenda) es una película turca que se adentra en la mitología y en la esencia de una tradición familiar arraigada en el paisaje rural de Anatolia. La directora, Nilgün Mutman, construye una narrativa atmosférica y, en cierto modo, inquietante, que se centra en la lucha por preservar un legado ancestral contra la inminente amenaza de la extinción. La historia, aunque sencilla en su premisa, es un vehículo para explorar temas como el destino, la responsabilidad y la importancia de transmitir el conocimiento a las nuevas generaciones.

La dirección de Mutman se distingue por su elegancia visual. La película abraza una paleta de colores terrosas, evocando la belleza salvaje y la solitaria naturaleza de la región. La fotografía de Erkan Ozkaya captura con maestría los contrastes entre el sol abrasador y las densas nubes que presagian la caída de la nieve. La película no se centra en la acción, sino en la tensión palpable que se siente en cada escena, en la desesperación silenciosa de la familia mientras observa cómo el tiempo se agota. La música, sutil pero efectiva, complementa a la perfección el ambiente opresivo.

El núcleo de la película reside en las actuaciones. Ahmet Kural, como el patriarca de la familia, ofrece una interpretación conmovedora, transmitiendo la carga de la responsabilidad y el temor a perder el legado. Cengiz Bozkurt, interpretando al hijo mayor, muestra una evolución emocional convincente, desde la incredulidad inicial hasta la determinación final. Sin embargo, es Cemile Canyurt, como la matriarca, quien realmente destaca. Su rostro, lleno de sabiduría y preocupación, es el eje central de la película y su mirada transmite el peso de generaciones de secretos y tradiciones. La química entre los actores es evidente y contribuye significativamente a la credibilidad de la historia.

A pesar de su atractivo visual y las buenas actuaciones, el guion presenta algunas inconsistencias. La explicación de la leyenda, aunque interesante, se siente un poco abrupta y podría haberse desarrollado con mayor profundidad. Asimismo, la película carece de un ritmo más dinámico; la prolongación de ciertas escenas, aunque atmosféricas, podría haber beneficiado a la trama. Sin embargo, esta lentitud contribuye a la sensación de aislamiento y la presión que experimenta la familia. Aún así, la película logra mantener el interés del espectador, no por su acción, sino por la promesa implícita de un destino inminente.

“Efsane” no es un thriller convencional, sino más bien una meditación sobre el tiempo, la memoria y la interconexión entre las generaciones. Es una película que, con una belleza visual discreta y una atmósfera cargada de simbolismo, nos invita a reflexionar sobre la importancia de preservar lo que nos pertenece y el valor del legado familiar. No es una obra maestra, pero es una experiencia cinematográfica agradable y reflexiva, con un fuerte componente cultural que la distingue de otras películas contemporáneas.

Nota: 7/10