El abominable Dr. Phibes (1971)

“El Abominable Dr. Phibes” (1957) no es simplemente una película de terror; es una experta danza macabra, una radiante y perturbadora reflexión sobre la venganza, la obsesión y las consecuencias de la ambición desmedida. Dirigida por Mario Bava, un maestro de la estética visual, la película se erige como una joya del género gótico y un ejemplo perfecto de cómo la atmósfera puede ser tan efectiva como los sustos repentinos. Bava, con su habitual manejo de la luz y la sombra, crea un mundo de opulencia decadente que se siente constantemente al borde del colapso, prediciendo con aterrador detalle el destino de sus personajes.

Vincent Price, en un papel que se ha convertido en su sello distintivo, ofrece una interpretación magistralmente amenazante del Dr. Phibes. Su personaje no es un simple villano; es un hombre consumido por el dolor y la locura, un intelectual brillante reducido a la más oscura de las frustraciones. Price logra transmitir tanto la inteligencia desquiciada como la desesperación palpable de Phibes, haciéndolo tremendamente creíble y, por ende, mucho más inquietante. La voz, modulada y teatral, se convierte en una extensión del personaje, una forma de demostrar su superioridad intelectual y su implacable determinación.

La película, sin embargo, no depende únicamente de la grandiosidad de Price. La actuación de Joseph Cotten como el Dr. Vesalius añade una capa de profundidad emocional. Vesalius es un hombre atormentado por la culpa, responsable de la tragedia, y su encuentro con Phibes, aunque sea un encuentro final, está cargado de tensión y un profundo sentimiento de malestar. La química entre Price y Cotten, aunque a menudo tensa y disfuncional, es fundamental para el éxito de la película.

El guion, adaptado de una obra de teatro de Michael Arlen, es sorprendentemente inteligente. No se limita a presentar una serie de asesinatos grotescos; explora temas más amplios como la ética médica, la naturaleza de la fe y la búsqueda de la redención. La utilización de pasajes bíblicos y referencias a la anatomía, elementos que Phibes emplea para justificar sus horribles actos, elevan la película por encima de la simple fórmula de terror, dotándola de una dimensión intelectual interesante. Es un guion que, a pesar de su época, sigue siendo inquietante en su exploración de la oscuridad humana.

El apartado técnico, sin duda, es otro de los grandes puntos fuertes. La cinematografía, con sus composiciones y el uso magistral de la luz, es deslumbrante. La banda sonora, compuesta por Gian Franco Dell'Aquila, contribuye a crear una atmósfera de pesadilla perpetua. Los efectos especiales, aunque datados para los estándares actuales, son efectivos y se integran perfectamente en el universo de la película. “El Abominable Dr. Phibes” es, en definitiva, una película que debe ser vista y apreciada por su belleza macabra y su capacidad para provocar una inquietud duradera.

Nota:** 8/10