El acusado perfecto (2019)

“El acusado perfecto” es un thriller judicial que no solo se sumerge en uno de los mayores escándalos mediáticos de la historia sueca, sino que, a través de la meticulosa narración y las intensas actuaciones, consigue provocar una reflexión profunda sobre la justicia, la verdad y las consecuencias de perseguir la verdad a toda costa. La película, dirigida con maestría por Lasse Hallström, no se limita a relatar los hechos del caso Thomas Quick, sino que se centra en la evolución del reportero Hannes Råstam, interpretado con una intensidad palpable por Alexander Skarsgård. Su personaje, inicialmente un reportero ambicioso y algo cínico, se transforma en un hombre consumido por la búsqueda de la verdad, dispuesto a sacrificarlo todo, incluso su propia vida.

La dirección de Hallström se distingue por su enfoque en la atmósfera. La película construye un ambiente de tensión constante, no a través de efectos especiales grandilocuentes, sino a través de la luz, la música y la puesta en escena. La oscuridad y la lluvia predominan en muchos planos, reflejando la incertidumbre y la desesperación que experimenta Råstam mientras desentraña la compleja red de mentiras y manipulaciones que rodean al caso. La fotografía de veteranó David Borg es excepcional, capturando con precisión los detalles que sirven para delinear la fragilidad del personaje y la opresión del entorno.

Las actuaciones son, en su mayoría, sobresalientes. Skarsgård ofrece una interpretación magistral, mostrando con delicadeza las transformaciones psicológicas de Råstam. Sin embargo, la película no se limita a su personaje principal. El resto del elenco, incluyendo a Eva Röding como la fiscal Marianne Olsson, aporta matices y profundidad a la trama. La tensión entre Råstam y Olsson, un enfrentamiento entre la búsqueda de la verdad y la defensa del sistema legal, es uno de los puntos fuertes de la película. La película explora las contradicciones inherentes a la justicia: ¿hasta qué punto debemos permitir que el sistema funcione, incluso cuando eso implica proteger a los culpables? El guion, adaptado de un libro de Jonas Bals, si bien en ocasiones se adentra en detalles excesivamente minuciosos, logra mantener el interés del espectador gracias a su ritmo pausado y a la complejidad de las relaciones interpersonales.

No obstante, "El acusado perfecto" no está exento de defectos. La película, al centrarse tanto en la investigación que lleva a cabo Råstam, puede resultar a veces lenta y repetitiva. Algunas subtramas, aunque relevantes para comprender el contexto del caso, podrían haberse desarrollado con mayor eficacia. Sin embargo, la película logra compensar estas posibles debilidades con su atmósfera opresiva y con la intensidad de las actuaciones, ofreciendo una mirada cruda y perturbadora a los mecanismos de la justicia y a la importancia de la verdad, incluso cuando esta amenaza el orden establecido. Es un thriller que invita a la reflexión y a la discusión, un verdadero ejemplo de cómo combinar la tensión dramática con la profundidad temática.

Nota: 8/10