El alma de la fiesta (2018)

“El alma de la fiesta” (Party Girl) es una comedia romántica moderna que, si bien no llega a ser la joya del género, ofrece una experiencia entretenida y, sorprendentemente, con cierta profundidad emocional. La película se centra en Deanna, una mujer de mediana edad que, tras una abrupta separación de su esposo, decide dar un giro radical a su vida, reingresando a la universidad para estudiar periodismo, lo que la lleva a coincidir con su hija, una joven artista con una visión del mundo muy distinta a la suya. La premisa, aunque predecible, sirve como telón de fondo para explorar temas de auto-descubrimiento, aceptación y la reinvención personal.

La dirección de Christopher Sims es competente y mantiene un ritmo ágil, optando por un estilo visual que se acerca a lo naturalista, evitando la exuberancia excesiva que a veces caracteriza a este tipo de comedia. Las escenas universitarias son dinámicas y ofrecen un retrato honesto y a veces divertido de la vida estudiantil, con un toque de realismo que evita caer en estereotipos simplistas. Si bien la película podría haberse beneficiado de un uso más audaz del color y de una banda sonora más memorable, la fotografía es funcional y captura el espíritu joven y desenfadado de los personajes.

El corazón de la película reside en el desempeño de la actriz principal, Rebecca Gibney. Su interpretación de Deanna es magistral, logrando transmitir la transformación de una mujer insegura y reprimida a una mujer segura de sí misma, que encuentra la libertad en la aventura y la diversión. Gibney aporta matices y profundidad al personaje, mostrando tanto el miedo y la vulnerabilidad de Deanna como su creciente confianza y vitalidad. Las actuaciones secundarias, lideradas por una joven Sienna Miller como la hija de Deanna, también son sólidas, aunque a veces se echan de menos un mayor desarrollo de sus personajes. Miller ofrece un contraste interesante con su madre, reflejando la diversidad de perspectivas y experiencias que conforman el núcleo de la trama.

En cuanto al guion, la película se apoya en un diálogo ágil y en situaciones cómicas que, en su mayoría, funcionan bien. Sin embargo, en algunos momentos se siente un tanto superficial y recurrente a clichés de la comedia romántica. La trama principal, aunque entretenida, no explora con la profundidad que merecía los temas de la autoaceptación y la influencia de la familia. A pesar de ello, la película logra crear momentos genuinamente divertidos y conmovedores, especialmente en la relación entre Deanna y su hija, donde se vislumbra una profunda conexión que trasciende las diferencias generacionales. La película, en definitiva, es una comedia ligera y refrescante que, aunque no destaca por su originalidad, ofrece entretenimiento y una buena dosis de reflexión sobre el poder de reinventarse a lo largo de la vida.

Nota: 7/10