“El alucinante mundo de Norman” no es, precisamente, una película para ligar. Si buscas un susto fácil y un gore estonteante, quizás te decepcione. Sin embargo, se trata de una propuesta original, aunque irregular, que se aferra a un concepto fascinante y que, en última instancia, logra ser más que la simple suma de sus elementos. La película, dirigida por Samuel Harding, se sumerge en un universo postapocalíptico donde un pueblo, asediado por una horda de muertos vivientes, se aferra a la esperanza en la figura de Norman, un joven con la extraña habilidad de comunicarse con los espíritus. Esta peculiaridad, lejos de ser un mero artificio, se convierte en el centro neurálgico de la trama, desvelando secretos ancestrales y amenazantes.
Harding demuestra una interesante visión estética, utilizando una paleta de colores desaturada, dominada por el gris y el verde apagado, que refuerza la sensación de desolación y pérdida. La cinematografía de David Miller es sólida, aunque a veces excesivamente oscura, creando una atmósfera inquietante pero a la vez contemplativa. El diseño de producción, con casas abandonadas y calles cubiertas de maleza, evoca un mundo donde la esperanza se ha marchitado. No obstante, algunos momentos de transición, especialmente las escenas que muestran el interior de la mente de Norman, podrían haberse pulido con mayor cuidado para evitar cierta torpeza visual.
La actuación de Benicio del Río como Norman es, sin duda, el punto culminante de la película. Del Río transmite con una mezcla de vulnerabilidad y determinación la angustia de un joven cargado de un poder incomprensible y, a menudo, rechazado por su comunidad. Su interpretación es natural y convincente, logrando que el espectador empatice con su dilema. Las actuaciones de los secundarios son sólidas, aunque algunos personajes, especialmente los del grupo de "adultos subnormales," podrían haberse desarrollado con mayor profundidad. Su presencia, aunque cómica en ocasiones, resulta a veces un tanto caricaturesca, restando complejidad a la narrativa.
El guion, aunque ambicioso, presenta algunas inconsistencias. La trama principal, centrada en la amenaza ancestral y el papel de Norman, es interesante y mantiene al espectador enganchado. Sin embargo, el desarrollo de los personajes secundarios y la resolución de algunos elementos clave de la historia resultan algo apresurados. La incorporación de la trama de los adultos subnormales, aunque destinada a ser un elemento de humor negro, termina diluyendo el tono general y añadiendo un nivel de confusión a la narrativa. La idea central de la película, la mezcla de elementos de terror, fantasía y comedia negra, es prometedora, pero a veces se siente un poco desordenada.
A pesar de sus defectos, "El alucinante mundo de Norman" es una película que se atreve a explorar territorios inexplorados del género zombi y del horror psicológico. No es una obra maestra, pero sí una propuesta original, inquietante y que ofrece una experiencia cinematográfica diferente. Es una película que invita a la reflexión sobre el poder, la soledad y la responsabilidad que conlleva el conocimiento.
Nota: 7/10