El alucinante viaje de Bill y Ted (1991)

‘El alucinante viaje de Bill y Ted’ no es simplemente una comedia de viajes en el tiempo; es una inmersión completa en el absurdo y la inocencia, un torbellino de ideas descabelladas y personajes inolvidables que ha resistido el paso del tiempo con una sorprendente eficacia. Dirigida por los hermanos MacManus, la película se erige como una joya del cine de los ochenta, un referente para el género de la comedia lo-fi y la inteligencia divertida. Y aunque su estética pueda parecer tosca a ojos modernos, la película posee un corazón generoso y una visión refrescante de la historia y el tiempo.

Lo que realmente distingue a la película es su guion, aparentemente simple pero meticulosamente construido. La premisa – dos adolescentes que utilizan una cabina telefónica para viajar a través del tiempo y del espacio – es increíblemente atractiva y ofrece un lienzo ideal para explorar conceptos filosóficos y históricos de una manera accesible y entretenida. La película no se toma a sí misma en serio; abraza el humor tonto y las situaciones ridículas sin vacilar. La trama, aunque a veces un poco desordenada, está impulsada por la ingenuidad de Bill y Ted, quienes se embarcan en una misión para salvar el futuro del mundo, pero principalmente para asegurar que el concurso de canciones ‘Weird Ala Mode’ tenga éxito. El guion no es complejo, pero su dinamismo y su ritmo constante, junto con diálogos ingeniosos, provocan una experiencia gratificante para el espectador.

Las actuaciones de William Atherton y Christopher Walken como el loquaz y excéntrico profesor Elliot, y como el demonio Stanford, son especialmente destacadas. La química entre los dos actores es hilarante y contribuye en gran medida a la atmósfera general de la película. La interpretación de Walken es magistral: captura con precisión la exasperación y la fascinación del profesor Elliot, y su caracterización del demonio Stanford es, sin duda, una de las más memorables del cine. Además, los protagonistas, Kelso y Ted, interpretados por Jordi Molla y Sean Astin, consiguen transmitir con creencia la inocencia y la torpeza que definen a sus personajes. Su representación es tanto adorable como genuina, lo que refuerza el atractivo de la película.

La dirección de los hermanos MacManus es notable por su energía y su imaginación. Utilizan efectos especiales de baja calidad, pero los combinan con una puesta en escena vibrante y creativa. La película es visualmente estimulante, con secuencias de viajes en el tiempo y encuentros con personajes históricos que son sorprendentemente detalladas para la época. En definitiva, ‘El alucinante viaje de Bill y Ted’ es una película que celebra la aventura, la amistad y la importancia de la música. Su mensaje subyacente sobre la tolerancia y el respeto, combinado con su humor absurdo y sus personajes inolvidables, la convierten en una joya atemporal. Y, a pesar de los años, sigue siendo una película que alegra y sorprende a cada espectador.

Nota: 8/10