El amante (1992)

“El Amante” (The Lover, 1992) de Jean-Jacques Annaud no es una película fácil de digerir, ni se presta a una experiencia cinematográfica ligera. Es una película que incomoda, que seduce y que, en última instancia, te deja con una sensación de melancolía persistente. Annaud, conocido por su sensibilidad y capacidad para evocar atmósferas particulares, entrega aquí una obra maestra del melodrama, un relato sobre el amor prohibido y la autodestrucción, ambientado en la Francia colonial de Vietnam en la década de 1920. La película, basada en la novela del mismo nombre de Marguerite Duras, se aleja deliberadamente de una representación directa y romántica, optando por una mirada fragmentada, poética y profundamente perturbadora.

La dirección de Annaud es magistral, utilizando el color, la luz y el sonido de manera exquisita para crear una atmósfera opresiva y sensual. Las escenas de la playa, bañadas en el sol crepuscular, evocan una mezcla de deseo y desesperación. La fotografía de László Kovács, con sus colores cálidos y saturados, intensifica la sensualidad y el exotismo del entorno, pero al mismo tiempo, contribuye a la sensación de irrealidad y aislamiento. Es una belleza cruda, casi enfermiza. La película se siente como un sueño, una serie de fragmentos de recuerdos difusos que se ensamblan para formar una imagen de la experiencia.

La química entre la joven Anne (representada por Liu Wen), interpretada con una vulnerabilidad palpable por Jiang Wen, y el comerciante chino Dang (Tony Leung Chiu-wai), es absolutamente cautivadora. Leung Chiu-wai, en particular, ofrece una actuación sutil y poderosa, transmitiendo la complejidad del personaje de Dang: un hombre pragmático, hedonista y, a la vez, profundamente vulnerable. Su mirada, a menudo silenciosa, habla más que las palabras. La relación entre ambos no se construye sobre la pasión romántica convencional, sino sobre un intercambio de deseos, secretos y la búsqueda de una conexión que trasciende las barreras sociales y culturales. La relación es casi un pacto, un acuerdo tácito entre dos individuos que encuentran consuelo en la compañía del otro, incluso si esa compañía está marcada por el dolor y la transgresión.

El guion, adaptado de la novela de Duras, es, sin duda, el elemento más problemático y provocador de la película. Duras, conocida por su estilo fragmentado y su rechazo a la narrativa lineal, deja al espectador muchas preguntas sin respuesta. El guion de Annaud, si bien captura la esencia del libro, a veces se siente demasiado literal, intentando traducir la ambigüedad y la subjetividad de la novela al lenguaje cinematográfico. Sin embargo, el resultado final es una experiencia estimulante y, a menudo, desconcertante. La película no ofrece soluciones fáciles ni juicios morales; simplemente presenta la historia de dos individuos en una situación extraordinaria, invitando al espectador a reflexionar sobre la naturaleza del amor, la moralidad y la búsqueda de la identidad.

La banda sonora de Jobn Williams, con sus melodías melancólicas y evocadoras, complementa perfectamente la atmósfera de la película, subrayando la tristeza y el aislamiento de los personajes. En definitiva, "El Amante" es una película que exige una atención plena del espectador, una película que no se disfruta fácilmente, pero que, una vez superada la primera barrera de incomodidad, se revela como una obra cinematográfica profundamente resonante.

Nota: 8.5/10