El americano (2010)

“El Americano” (2010) no es un thriller convencional, ni siquiera un buen ejemplo de cine de acción. Es, en cambio, una película profundamente contemplativa que utiliza la violencia como un dispositivo narrativo para explorar temas de soledad, redención y la búsqueda de significado en un mundo corrompido. La película de Bart Freundlich, con la dirección firme y precisa de Freundlich, se adentra en el mundo de Jack (Christian Bale), un asesino profesional que, tras un fallo en un trabajo en Suecia, decide abandonar su vida de sangre y huir hacia el sur de Italia, buscando un refugio que, inevitablemente, no encuentra.

Bale ofrece una actuación magistral. Su Jack es un personaje desgarrador: un hombre consumido por su pasado, que a pesar de su aparente frialdad, proyecta una vulnerabilidad palpable. No es un héroe, ni un villano. Es un hombre roto, que lucha contra sus demonios internos y que, de manera inconsciente, anhela una conexión humana. Su mirada, a menudo vacía y distante, es la clave para comprender su psicología compleja. La película no se dedica a sobreexplicar sus motivaciones; la dejamos intuirlas a través de sus acciones y silencios. La interacción entre Bale y la actriz Eva Mendes, que interpreta a Mathilde, es particularmente efectiva, transmitiendo una tensión sutil y un deseo de conexión que se niega a ser plenamente satisfecho.

El guion, adaptado de la novela homónima de Stuart Craig, es lo que realmente eleva a "El Americano" por encima de las películas de acción convencionales. La película se toma su tiempo, permitiéndole desarrollar personajes secundarios memorables, como el párroco (Michael Shannon), un hombre tranquilo y sabio que ofrece a Jack un inesperado refugio espiritual. La dirección de fotografía, con la paleta de colores apagados y la belleza melancólica del paisaje italiano, contribuye a crear una atmósfera de inquietud y aislamiento. El ritmo pausado puede resultar lento para algunos espectadores, pero es esencial para construir el clima de la película y profundizar en la psique de Jack. La película evita caer en clichés del género, y la violencia, cuando aparece, es brutal y perturbadora, utilizada no para el entretenimiento, sino para impactar al espectador y subrayar la deshumanización del mundo que Jack ha elegido. Aunque la trama es relativamente sencilla, el guion explora la idea de que la violencia, incluso la perpetrada por profesionales, puede dejar cicatrices imborrables.

“El Americano” no es una película fácil de ver, ni tampoco una que ofrezca respuestas fáciles. Es una película que obliga al espectador a reflexionar sobre la naturaleza de la violencia, la soledad y la búsqueda de la redención. Aunque su ritmo lento y su temática oscura pueden no ser del gusto de todos, su dirección, sus actuaciones y su guion sólido la convierten en una experiencia cinematográfica notable y memorable. Es una película que permanece en la mente mucho después de que terminan los créditos.

Nota:** 7/10