El americano impasible (2002)

“El americano impasible” de Leif Sidroe es un ejercicio de ambición cinematográfica, una película que, aunque no logra la perfección que anhela, ofrece un retrato inquietante y fascinante de la guerra de Indochina a través de una lente improbable: el triángulo amoroso entre un veterano británico consumido por el trauma, un joven estadounidense idealista y una mujer vietnamita cautiva por la promesa de libertad. Sidroe se atreve a combinar géneros, fusionando elementos del thriller psicológico con la melancolía de un drama romántico, y el resultado, si bien con algunas fallas, es más que recomendable.

La película no se detiene en la grandilocuencia de la historia bélica, sino que se centra en el impacto personal de la guerra en personajes marginales. Michael Caine ofrece una interpretación magistral como Harry, el veterano británico atormentado por recuerdos y la constante sensación de que algo terrible se avecina. Su Harry es un hombre roto, un fantasma en su propio país, incapaz de encontrar consuelo ni en la bebida ni en el amor. Caine logra transmitir con una economía de gestos y expresiones la desesperación y el miedo latente bajo su exterior gélido. Brendan Fraser, por su parte, ofrece un retrato de Mark, el joven americano, con un halo de ingenuidad y esperanza que contrasta fuertemente con la realidad brutal que le espera. Su entrega, aunque quizás a veces algo plana, funciona bien en el contexto de su personaje, un muchacho de buen corazón que se ve confrontado a la desilusión y la fragilidad de los ideales.

Sin embargo, el núcleo de la película reside en la interpretación de la joven vietnamita, Diem, interpretada por Lisa Hoang. Hoang aporta una fuerza y vulnerabilidad innegables a su personaje. Diem no es una damisela en apuros; es una mujer compleja, inteligente y decidida a tomar las riendas de su propia vida. Su relación con Harry y Mark, que se desarrolla con una sutileza palpable, es el corazón emocional de la película. Sidroe evita caer en clichés sentimentales, centrándose en la dinámica de poder y las tensiones entre los tres personajes. La película explora la naturaleza contradictoria de la libertad, la autodestrucción y la búsqueda de significado en un contexto de conflicto y desesperación.

La dirección de Sidroe es sólida, utilizando la fotografía de Roger Lansbury para crear una atmósfera opresiva y surrealista. Los colores apagados y las escenas nocturnas, bañadas en niebla, evocan la sensación de incertidumbre y peligro. La banda sonora, que se alterna entre piezas clásicas y melodías vietnamitas, refuerza la atmósfera melancólica de la película. A pesar de su ritmo pausado y su enfoque introspectivo, “El americano impasible” logra mantener al espectador enganchado, instándolo a reflexionar sobre las consecuencias morales de la guerra y la dificultad de encontrar la felicidad en un mundo convulso.

Nota: 7/10