El amor a debate (2018)

“El Amor a Debate” es un melodrama romántico que, aunque no revoluciona el género, ofrece una mirada honesta, si algo, a los matices de la madurez en una relación. La película, dirigida por Jean Garcia, se centra en el baile constante entre el deseo y la rutina, el anhelo de la realización personal y el compromiso ineludible que implica construir un futuro compartido. La historia, que abarca poco más de dos horas, se siente a veces un tanto comprimida, como si las emociones se trataran con demasiada rapidez para desarrollar plenamente su peso emocional.

Kathryn Bernardo y Daniel Padilla, como siempre, brindan actuaciones sólidas y consistentes. Su química, producto de años de trabajo conjunto, es innegable y se percibe en cada interacción. Ambos actores logran transmitir las dudas, los miedos y las frustraciones que acompañan a una pareja que ya no es joven y que se enfrenta a las primeras grietas en su relación. Sin embargo, debo admitir que, a veces, la actuación se inclina hacia lo interpretativo en lugar de lo visceral, lo que impide que el espectador se sumerga completamente en sus emociones. La presencia de Susan Africa como la madre de Kathryn aporta un matiz de sabiduría y preocupación, pero su papel, si bien importante, se siente un tanto estereotípico y a veces predecible.

Lo más interesante de la película reside en su guion, que, a pesar de sus momentos de previsibilidad, se atreve a plantear preguntas sobre el compromiso, la comunicación y la evolución de las relaciones a largo plazo. La película explora la incomunicación como un elemento central, mostrando cómo los silencios y las desconfianza pueden corroer incluso las relaciones más sólidas. La idea de que el amor no es estático, sino que requiere constante diálogo y adaptación, es planteada de manera efectiva, aunque a veces con un tono un tanto moralizante. La película se atreve a mostrar la frustración de no lograr que los personajes vean la perspectiva del otro, incluso cuando quieren. Es un debate interno que se proyecta en la pantalla y que, en última instancia, es lo que hace que la historia resuene, al menos en un nivel superficial. La dirección de Jean Garcia es competente, enfocándose en momentos clave de la trama y aprovechando los espacios abiertos de Manila para intensificar la sensación de angustia y deseo.

A pesar de sus defectos, “El Amor a Debate” es una película entretenida y, en cierto modo, conmovedora. No pretende ser una obra maestra del cine, pero sí ofrece una reflexión sobre las complejidades de las relaciones y el valor de la comunicación. Si buscas un melodrama ligero y familiar, con una química palpible entre sus protagonistas, esta película puede satisfacerte. No obstante, aquellos que esperan una trama particularmente original o un desarrollo profundo de los personajes podrían sentirse decepcionados.

Nota: 6/10