El aparecido (1986)

“El Aparecido” (1965), dirigida con una precisión inquietante por Robert Aldrich, no es un simple ejercicio de cine de género, sino un estudio sobre la violencia, la paranoia y la pérdida de control en el corazón de un pequeño pueblo americano. La película se presenta inicialmente como una película de acción, con un grupo de jóvenes punkis, liderados por el carismático y despiadado Packard (Nick Cassavettes), realizando actos de vandalismo y agresiones, creando un ambiente de tensión palpable. Sin embargo, Aldrich, con maestría, se adentra en las profundidades psicológicas de sus personajes y del propio espectador, convirtiéndola en una experiencia perturbadora y memorable.

La dirección de Aldrich es, sin duda, el elemento más destacado de la película. No se limita a registrar la acción de manera meramente visual. Utiliza la cámara de una forma innovadora para la época, con planos largos y silenciosos, recorridos de cámara lentos y ángulos de visión que intensifican la sensación de incomodidad. La iluminación, en tonos oscuros y contrastados, contribuye significativamente a la atmósfera opresiva y claustrofóbica que impregna la narrativa. Aldrich juega con la sugestión y la ambigüedad, dejando que el espectador interprete los eventos y deduzca las posibles motivaciones de los personajes. El uso del color, particularmente el verde enfermizo que se asocia con la violencia, es particularmente efectivo.

La película, en un giro inesperado para muchos, se centra en la aparición de un vehículo negro, conducido por un individuo enigmático que parece estar en todas partes, pero nunca se revela completamente. Este misterioso conductor no es un villano convencional; su presencia no es necesariamente hostil, sino más bien un catalizador que desata el caos y la violencia latente en el pueblo. Cassavettes ofrece una interpretación convincente de Packard, un personaje complejo que equilibra la agresividad con un aire de desamparo y desesperación. Los otros actores secundarios, como Barbara Hershey, también ofrecen actuaciones sólidas, aunque su papel es relativamente limitado.

El guion, adaptado de una novela de James Hadley Chase, es notablemente sobrio y directo. Evita explicaciones innecesarias y se basa en la sugerencia y el simbolismo. La violencia es brutal pero no gratuita; se presenta como consecuencia de la desesperación y la falta de control que azotan al pueblo. El guion, aunque centrado en la acción, explora temas más profundos, como la influencia del pasado, la corrupción moral y la inevitabilidad del caos. La narrativa, deliberadamente lenta, permite que la tensión crezca gradualmente, culminando en un final impactante y abierto a interpretaciones.

“El Aparecido” es una película inquietante, provocadora y visualmente impactante. Es una obra maestra del cine negro que, a pesar de su fecha, sigue siendo relevante hoy en día por su exploración de la violencia, la paranoia y la naturaleza humana. No es una película para todo el mundo, debido a su tono sombrío y su ritmo pausado, pero aquellos que se atreven a sumergirse en su atmósfera serán recompensados con una experiencia cinematográfica inolvidable.

Nota: 8/10