“El asombroso mundo de Borjamari y Pocholo” no es una película que deja una huella imborrable, pero tampoco que la olvide con facilidad. Es, en esencia, una comedia de enredo con un tono nostálgico que recuerda, como un eco lejano, a la España de los años 80, ese país de las contradicciones donde la rebeldía juvenil coexistía con un conservadurismo latente. La película se centra en los dilemas y las resurrecciones de Borjamari y Pocholo, dos hermanos que han perdido todo el protagonismo y que se ven obligados a reactivar su espíritu descarado para, de alguna manera, recuperar una pizca de dignidad.
La dirección de Carlos Cuapio es sutil, casi discreta, pero efectiva. Se centra en los personajes y en el ambiente, construyendo un relato que se desarrolla a medida que avanza, aprovechando al máximo el encanto visual de la época. La película no se apresura, permitiendo que el espectador se sumerja en la atmósfera de Aguacates y en las vidas de sus habitantes. Sin embargo, a veces, este ritmo pausado puede sentirse un poco lento, y algunas escenas podrían haber sido más dinámicas.
Las actuaciones son sólidas. Fernando Soto y Sergio Mácaraña, como Borjamari y Pocholo, son perfectos para el papel, transmitiendo la mezcla de torpeza, ambición y resentimiento que caracterizan a estos personajes. Su química es innegable, y sus interacciones son gratos, incluso cuando se trata de sus bromas más canallas. A su lado, María José Rodríguez aporta frescura y complejidad al papel de Paloma, una joven en transición que se convierte en el catalizador de la historia. Su personaje es el más desarrollado, y la interpretación de Rodríguez es, sin duda, el punto fuerte de la película.
El guion, escrito por Cuapio y José María Cózar, no es especialmente original en su trama, pero sí resulta entretenido. La premisa, con su regreso de los protagonistas, sus viejos enemigos y un concierto sorpresa, es clásica y funciona bien. No obstante, la película podría haber profundizado más en los personajes secundarios y en los motivos que impulsan sus acciones. La historia se mantiene en un nivel de comedia más ligero, evitando explorar las consecuencias emocionales de las acciones de los protagonistas. La resolución, aunque satisfactoria, es un poco abrupta y no deja espacio para reflexionar sobre el pasado o el futuro de los personajes.
En definitiva, "El asombroso mundo de Borjamari y Pocholo" es una comedia de enredo agradable, con un toque nostálgico y unas buenas actuaciones. No es una obra maestra, pero sí una película recomendable para aquellos que disfruten de este tipo de historias y que busquen un entretenimiento ligero y sin complicaciones. Se puede apreciar su valor por lo que es, un espejo de una época y una reivindicación del espíritu de la juventud, aunque sea un poco kitsch.
Nota: 6.5/10