“El Aviador Nocturno” no es un thriller convencional, ni siquiera un thriller particularmente rápido. Es una atmósfera densa, un estudio psicológico lento y metódico que se adentra en la mente de un asesino en serie y, en el proceso, explora la fragilidad de la identidad y el peso de los secretos del pasado. La película, dirigida con maestría por Robert Allen Fylde, logra crear un ambiente opresivo desde el principio, una sensación palpable de inquietud que se instala en la audiencia y que persiste a lo largo de toda la duración. La fotografía, en gran parte realizada con iluminación natural y juegos de sombras, es fundamental para este efecto; la noche se convierte en un personaje más, un cúmulo de posibilidades y de terror inminente.
La actuación de David Witts como el protagonista, el reportero Richard Dees, es particularmente notable. Witts logra transmitir una mezcla de curiosidad, frustración y creciente temor, sin caer en clichés del thriller. Su personaje no es un héroe, sino un hombre atormentado por sus propios errores y obsesionado con la verdad. Sin embargo, la película se centra principalmente en el enigma del “Aviador Nocturno”, y en cierto modo, la motivación del personaje de Witts queda a menudo relegada a un segundo plano. Aunque el guion presenta una investigación intrigante, la construcción del personaje de Dees es, en última instancia, un poco superficial, dejándonos con la sensación de que se podría haber explorado con mayor profundidad.
El guion, aunque deliberadamente pausado, presenta una trama intrincada que se desenvuelve gradualmente. La relación entre Dees y el "Aviador" es el núcleo de la narrativa, y el director utiliza flashbacks para exponer fragmentos del pasado del asesino, revelando, poco a poco, la complejidad de su personalidad y las razones que lo impulsan a cometer sus crímenes. Estos flashbacks, que se insertan de forma natural en la trama, son especialmente efectivos para crear suspense y aumentar la sensación de misterio. La película se sirve de un ritmo deliberadamente lento para insinuar, no para explicar, y eso es precisamente lo que la hace tan efectiva.
Sin embargo, debo señalar que la película no está exenta de algunos problemas. El ritmo, aunque contribuye a la atmósfera, puede resultar lento para algunos espectadores. Algunas de las resoluciones de los misterios son un tanto apresuradas, y la conclusión, aunque satisfactoria, podría haber sido más ambigua, manteniendo así el espectador reflexionando sobre el impacto de los crímenes y el destino de los involucrados. Además, la historia de amor de Dees, aunque presente, no se desarrolla con el peso que merecía y podría haber enriquecido el arco narrativo.
En definitiva, “El Aviador Nocturno” es una película interesante y perturbadora, que premia la paciencia y la capacidad de sumergirse en una atmósfera de suspense y misterio. No es un clásico instantáneo, pero sí una experiencia cinematográfica que deja una huella duradera.
Nota: 7/10