El Bola (2000)

“El Bola”, la ópera prima de la directora Lucía Varela, no es una película fácil de ver, pero sí profundamente conmovedora. Si bien su premisa podría parecer sencilla – un chico solitario encuentra la amistad y, a través de ella, empieza a entender su propio entorno familiar – la película va mucho más allá de la mera fábula. Varela logra construir una atmósfera de angustia y desconfianza palpable desde el inicio, tejiendo una narrativa que explora con crudeza la problemática de la violencia doméstica y el impacto que puede tener en la infancia.

La película sigue a Mateo, interpretado con una intensidad y vulnerabilidad excepcionales por Hugo Sánchez. Su personaje es un espejo roto, un niño que vive en la sombra de una relación familiar disfuncional. La película no rehuye mostrar la brutalidad de la situación; las discusiones y los gritos que emanan de su hogar son, por momentos, perturbadores, pero también necesarios para entender la soledad y el miedo que siente Mateo. Sánchez logra transmitir la angustia de un niño que se siente incomprendido, incapaz de articular su dolor y constantemente asediado por la agresividad de sus padres. La dirección de Sánchez es magistral, su actuación es la columna vertebral de la película y un verdadero triunfo.

La llegada de Pablo, un niño nuevo en el colegio interpretado por Daniel Sánchez-Belledor, marca un punto de inflexión en la vida de Mateo. La amistad que se establece entre ellos no es solo un mecanismo para la narración; es el catalizador que le permite a Mateo empezar a cuestionar su realidad. Varela no simplifica la situación; la amistad entre Mateo y Pablo no es una solución mágica, sino una invitación a la reflexión y al diálogo. La película aborda la complejidad de las relaciones humanas, mostrando que la ayuda y el apoyo pueden llegar de lugares inesperados. El guion, a cargo de Varela y Miguel Hervás, es inteligente y evita los clichés, presentando la evolución de los personajes de manera orgánica y realista.

La dirección de Lucía Varela es, en general, muy sólida. Utiliza la cámara de manera efectiva para reflejar el estado emocional de los personajes. La fotografía, con tonos apagados y una paleta de colores restringida, contribuye a crear la atmósfera opresiva que impregna la película. Sin embargo, quizás la película podría haber explorado con mayor profundidad las consecuencias emocionales del abuso que Mateo sufre. Aun así, “El Bola” es una película valiente y honesta que merece ser vista. Es una película que permanece en la mente mucho después de que termina, obligándote a reflexionar sobre temas importantes como la violencia familiar y la importancia de la empatía. La película ofrece una perspectiva única y conmovedora sobre la difícil adolescencia y la lucha por encontrar un lugar en el mundo.

Nota: 8/10