El caballero Adverse (1936)

“El Caballero Adverse” es, en su esencia, una película nostálgica y un retrato de la idiosincrasia de principios del siglo XX. Claude Lelouch, director francés, nos entrega un viaje cinematográfico largo, casi una odisea, que, si bien posee momentos de brillantez, también revela ciertos tropiezos en su ejecución. La película, estrenada en 1966, sigue la improbable vida de Anthony Adverse, un niño abandonado que, a lo largo de décadas, se ve involucrado en un número asombroso de eventos que lo llevan a recorrer el mundo y desenterrar secretos familiares ocultos. Lelouch se atreve a construir una narrativa poco convencional, rompiendo con las estructuras narrativas tradicionales y optando por un estilo visualmente rico y un ritmo pausado que, aunque puede resultar en cierto aburrimiento para el espectador moderno, en su época fue revolucionario.

La dirección de Lelouch se centra en la atmósfera y en la recreación de épocas. La película es una galería de ambientes y escenarios, con una fotografía cuidada que evoca la época, desde los exuberantes paisajes cubanos hasta las opulentas salas de ópera de París. El uso del color es significativo, y refleja el estado emocional y la época en la que se encuentra Anthony en cada momento. Sin embargo, a veces, la dirección se pierde en la propia extensión, perdiendo fuerza dramática. La película es larga y, en algunos tramos, la historia se diluye en un torbellino de acontecimientos que, aunque interesantes, no siempre contribuyen al desarrollo de los personajes.

La actuación de Jean-Louis Trintignant como Anthony es, sin duda, el corazón de la película. Trintignant, con su mirada penetrante y su compostura, transmite la inagotable curiosidad y la tenacidad de Anthony. Su interpretación es sublime, logrando que el espectador se identifique con su búsqueda y su necesidad de comprender su pasado. Las actuaciones secundarias, por otro lado, son más heterogéneas. Algunas, como la de Simone Signoret, logran brillar con intensidad, mientras que otras no alcanzan el mismo nivel de impacto. La relación entre Anthony y la hija del cocinero, interpretada por Charlotte Micali, es el eje emocional de la película y, a pesar del desarrollo romántico, se siente a veces un poco superficial.

El guion, coescrito por Lelouch, es quizás el aspecto más discutible de la película. Si bien la premisa es original y atractiva, el desarrollo de la trama se vuelve, en ocasiones, forzado y propenso a los clichés del género. La sucesión de encuentros fortuitos y la resolución final, aunque conmovedora, resulta un tanto inverosímil. No obstante, la película sí que explora temas universales como la búsqueda de la identidad, la pérdida, el amor y la importancia de recordar nuestro origen. La película es un espejo de una época, un reflejo de la incertidumbre y los cambios sociales que se gestaban en el siglo XX, y ofrece una visión particular de la vida y las relaciones humanas.

Nota: 6.5/10