El canguro (2011)

“El Canguro” (The Nice Guys), dirigida por Shane Black, no es la comedia de acción que muchos podrían esperar al principio. Si bien la premisa – un detective privado cínico y un soplón lechoso se ven obligados a trabajar juntos para resolver un asesinato – parece sacada de una película de los 80, el resultado final es una película sorprendentemente inteligente, inesperadamente divertida y, lo más importante, con un ritmo implacable que te atrapa desde el primer minuto. Black, conocido por su trabajo en “Arma Fatal” y “Irona”, logra equilibrar a la perfección la acción explosiva con el humor negro, creando una atmósfera única que es tanto estilizada como visceral.

Ryan Gosling y Russell Crowe forman una dupla cinematográfica fascinante. Gosling, con su característico humor seco y su presencia magnética, interpreta a Holland Dobbins, un detective privado con un pasado turbulento y un talento especial para meterse en líos. Crowe, por su parte, encarna a Miles Archer, un veterano de la policía con un pasado oscuro y un sentido del honor poco ortodoxo. La química entre ambos actores es el corazón de la película. Sus diálogos, a menudo mordaces y llenos de sarcasmo, son una delicia, y sus interacciones, tanto cómicas como tensas, son la clave de su éxito.

La dirección de Black destaca por su capacidad para construir tensión y crear momentos memorables. El guion, coescrito por Black y Corey Howard, es un ejemplo de escritura inteligente. Las giros argumentales son inesperados y bien ejecutados, y la trama se complica a medida que avanza, manteniendo al espectador en vilo. Sin embargo, la película va más allá de la simple comedia de acción; explora temas como la corrupción, la amistad, la lealtad y la búsqueda de la verdad. Los flashbacks, utilizados con maestría, no solo enriquecen la historia, sino que también profundizan en los personajes, revelando sus motivaciones y sus demonios internos.

El ritmo de la película es una de sus mayores virtudes. Black no se anda con rodeos; desde la primera escena, el espectador es lanzado a una aventura sin cuartel por las calles de Los Ángeles de la década de 1970. Las escenas de acción son coreografiadas con una precisión admirable, pero nunca se convierten en el foco principal. La película se centra en el desarrollo de los personajes, la construcción de la trama y el humor negro, que es omnipresente y a menudo grotesco. La banda sonora, una mezcla ecléctica de rock clásico y música disco, contribuye a la atmósfera de la época y a la energía de la película.

Si bien algunos podrían considerar que el humor es demasiado negro para gustar a todos, para mí, es precisamente este lado oscuro lo que hace que “El Canguro” sea tan especial. Es una película que no se toma a sí misma demasiado en serio y que se permite ser divertida, irreverente y, a veces, incluso repulsiva. Es un homenaje a las películas de los 80, pero también es una película moderna que tiene su propia identidad. Es una joya cinematográfica que merece ser vista.

Nota: 8.5/10